Capítulo 28

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→ D A V I D ←

Camila tararea la canción mientras mueve la pierna a ritmo, ha estado un poco pensativa desde que dejamos a Simón en casa de mis tíos. O quizás está cansada, pues el viaje se hizo más extenso que cuando fuimos, o al menos a mí me pareció así.

Llega un momento en el que no aguanto el silencio y las dudas me siguen matando, así que me veo en la obligación de hablar.

—Y... ¿Qué tal la pasaste este fin de semana?

Camila gira la cabeza hacia mí y sonríe ampliamente.

—Me divertí mucho, fue agradable pasar tiempo contigo y con Simón. Hace mucho que no veía el mar, la verdad me sentó muy bien este viaje. Gracias por haberme invitado.

Le sonrío de vuelta, aunque ella no la haya pasado realmente bien, primero tuvimos que huir de Samuel, Nahuel e Ivonne y ayer se puso a discutir con la chica en el ascensor...

Sigo sintiendo que hay cosas que no me está diciendo.

—Gracias a ti por haberme acompañado, habría sido muy aburrido de ir solo con Simón o directamente no ir.

—No creo que te hubieras aburrido tanto —susurra más para sí misma que para mí, pero consigo escucharla perfectamente.

—¿Por qué lo dices?

Desvía la mirada hacia el frente y suspira discretamente, como si buscase valor para hablar.

—Es que... no sé, creo que te arruiné un gran ligue ayer —suelta de repente.

Debo detenerme en el semáforo justo en ese momento, así que la miro abriendo los ojos con sorpresa.

—¿Qué me quieres decir con eso?

Ella vuelve a dudar, noto que traga saliva antes de que sus ojos se enfrenten a los míos. Sin rodeos, me dice algo que me deja petrificado por unos momentos:

—Ayer, en la limusina, sentí que estaba siendo un obstáculo para ti.

¿De verdad te sentiste así? Me hubiera gustado decir, pero ella continúa hablando.

—Sé que no te gustan las relaciones serias y que no estás acostumbrado a ver a nadie como tu novia, pero la verdad sí se sintió mal cuando te vi acercarte a la chica, en primer lugar porque yo fingía ser tu pareja y también por lo que ya dije... sentí que era un obstáculo para ti y tu libre albedrío.

Vuelvo a la realidad cuando los bocinazos atrás de la camioneta empiezan a sonar, el semáforo está en verde, así que avanzo, aún sin saber qué decir. Creo que jamás tuve que darle explicaciones a ninguna mujer sobre mis actitudes, pero con Camila siento la necesidad de hacerlo, no quiero que piense cosas que no son.

Porque, joder, claro que me importa lo que piensa y lo que siente.

—Camila, yo...

—No debes disculparte ni decirme nada —me interrumpe de la forma más amable posible—. Como ya dije, fue algo que sentí, en pasado. Ahora volvimos a ser amigos, jefe y secretaria. Ya no voy a ser un obstáculo para ti, así que no debes preocuparte por mí. Te agradezco por todo lo que hiciste este fin de semana, me sirvió de mucho tener un hombro amigo en el que llorar. Es por eso que no quiero ni puedo reprocharte nada, tú no tienes la culpa de lo que yo sienta o deje de sentir, así que no te martirices con esto que te dije ¿Bien?

Por más que quiero responder, decirle que hice aquello solo para dejar de lado mis pensamientos con ella, para saciar de algún modo la atracción que siento... no puedo.

La chica de los sueños locos ©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora