Public Figure | Luar la L

PUF-059.

—Paris.

—¿Volviste?

—Sí, fue algo más rápido de lo que esperaba.—observó la otra taza.—¿Quién vino?

—Armando.

—¿Que carajos quieres, Santos?

—Estaba comentándole a Paris que sería una buena idea para el after part...

—No.

—¿No que?

—Que no hay after party , cualquier idea de es comentárselo a otro porque ella no asistirá y no tiene control sobre lo que ocurra en ese evento.

—Es su desfile.

—Exacto, el desfile sí pero no el after.

—¿No quieres ir?.—me preguntó mirándome.

—Santos, estoy embarazada y es delicado así que no, no asistiré.

—¿Qué mal te puede hacer salir de jangueo? No tomas y ya.—Luar apretó la mandíbula y supe que no le estaba gustando lo que escuchaba.—Te puedo traer a la casa y te arreglas después par..

—Tu no tienes que llevar a mi mujer para ningún lado.

—¿Crees que tienes derechos? La persona por la que casi pierde la vida, no me hagas reír.

—Mucho cuidado, Santos.—advertí sin hacer contacto visual con él.

—¿Ya lo has olvidado? Porque casi te mueres , con niño y todo. Más riesgos o que eso no hay nada pero ahí te tuvo de acá para allá caminando por PR con sus enemigos respirándole en su nuca pero perate' no vayas de fiesta que ahí si corres peligro.

—Yo no he olvidado nada.—me puse frente a él.—Yo fui porque quise, me metí en eso porque se me pegó la gana, no me quise sentar a ver como mataban al papá de mi bebé y yo ahí, sin hacer nada. Fui porque amo lo suficiente a Luar como pa meterme entre cualquier peligro y él , sin importar qué.

—¿Todo para que te tratara como porquería?

—¿Que tanto te quejas no fue por eso que lograste confundirme, no fue así como conseguiste pegarte a mi, no fue así como comenzaste ganar mi confianza  y  a conquistarme?

—Voy a darte una oportunidad, por la amistad que tuvimos.—miré a Armando.—Vas a salir de esta casa y después no volverás a acercarse a Paris ni a mi, ni a nadie que tenga que ver con nosotros porque ahí si nos ponemos a guerrear los dos.

—¿Será?

—Pruébame.

—Qué tendrá Paris en el toto que te tiene enfrentándote a todos.—me miró de reojo y yo negué con mi cabeza, resoplé cuando vi que retrocedía algunos pasos para no escuchar a sus impulsos de abalanzarse sobre Santos.—Eres incapaz de conservar las pocas cosas buenas que la vida te da y cuando esa destrucción que te persigue siempre vuelva a envolverte...Estaré preparado para ser padre de familia y fiel esposo.

—En la pierna.—después de eso se escuchó un disparo.—¡Bravo!

—Papá.—susurré.

—Nadie te falta el respeto y vive para contarlo, ¿en qué lugar me dejaría eso?.—uno de los chicos se acercó para agarrar a santos y llevárselo.

—¿Donde lo llevan?

—No importa.—besó mi frente.—Hola, princesa.—sonrió.—¿Te sientes bien hoy?

—Tuve malestar en la mañana pero ya me siento bien.

—Que bueno.—Armando salió de la sala.—¿Que le picó?.—se sirvió un poco de vino.—Tenemos problemas.