PUF-042.

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Cinco eran las horas que habían pasado desde que Luar debió avisarnos de que había llegado a Puerto Rico.

—Deberías dormir un rato.

—No puedo dormir.—mi papá suspiró.

—Debes dormir.

—Ve a dormir tú si es lo que quieres.

—Es que no puedo dormir si estás dando vueltas de esquina a esquina en la casa, hay alarmas y sensores que me tienen el teléfono vibra que vibra mandando avisos así que intenta..No sé, pero hazlo.

—Okay.

Narra Luar.

—¿Avisaste a su jeva?.

—No, no vayan a llamar a nadie, carajo.—apreté la tela contra mi cuerpo.—¿Cómo diablos sabían que no aterrizaba en ese vuelo?.—observé las prendas manchadas.—Puñeta.—me senté en uno de los sillones.—Hay que encargarse del entierro del chamaquito, tu ve a hablar con los servicios funerarios, Gordo, tú vas con la seguridad, trae puros carros blindados y en ese cementerio no quiero a nadie que no traiga el ID pegado en su fren...—tosí.—En su frente.

—¡El médico llegó!

—Por fin, ya Satanás le andaba preparando el cafecito..— me reí.—Salgamos para que el tipo pueda encargarse del pana.

Fui caminando hasta la cama ya que por fin había extendido todo el material para no llenar todo de sangre.

—¿Quiere que anestesie?, la bala podría estar muy profunda y el dolor pod...

—Tengo mucho que hacer así que saque la bala de una buena vez, en peores campos hemos guerreado.—agarré una de las toallas para poder apretarla cuando el dolor me invada.

Observé cautelosamente sus movimientos, no era por echar la mala pero no podía confiar en nadie, ni vuelo fue algo combinado con la gente de acá y era imposible que alguien supiera el cambio de planes sin que un tipo se fuera de la lengua por lo que tampoco podía confiar en que este doctorcito no buscase debilitarme con alguna finalidad mala.

Cerré los ojos con fuerza cuando sentí como iba tocando con las pinzas buscando la bala, ni siquiera pude contar el tiempo que permaneció así, solo podía esperar que lo encontrara pronto porque mi paciencia se agotaba.

—¡Sácalo ya, bendito! Al paso que lleva va a rozarme el alma pues, apúrale que es para ayer.—el tipo brincó por el susto.—Tranquilo, no voy a matarte, pero en velda' necesito que acabe lo que esta haciendo porque primero, duele como el infierno y seg...—sentí como todo comenzaba a dar vueltas, quise seguir hablando pero las palabras no me salían, me estaba desmayando.

(...)

—Estaba por besarte, Bella durmiente.—miré mal a Santos.—En serio, nos asustaste, pensábamos que el doctor certificaría tu muerte.—estaba haciendo malabares con par de armas.—Mi querido brodercito volvió.—se tumbó junto a mi.—La cicatriz va a estar cabrona, vas a llevarte a todas las babies.

—Olvidate de eso, el tipo ya anda casado.

—Diego, callese mejor.—ambos rieron.—No ando casado pero si ando con jeva.

—Una a la que no le ha advertido de cuán peligroso era volver aquí, ni ha llamado para explicarle que le pegaron un tiro al llegar.—Santos me miró de reojo.

—Tu sabes lo que mami dice.

—No hay que mentir , pero..

—Mami nunca habla peros..

—Nada más no le estoy contando la verdad, es todo..—agarró mi teléfono.

—¿Se llama Paris?

—Sí.

Public Figure | Luar la L Where stories live. Discover now