PUF-043.

1.6K 130 7
                                    


A la mañana siguiente.

Tiré los algodones manchados de sangre en la pila y me coloqué el vendaje nuevo, la iba a tener difícil para actuar como si no me rozaron porque me dolía más que ayer.

—¿Tas bien?

—Sí, Diego. ¿Ya están aquí? Es domingo, ustedes siempre comen con la familia.

—Ahora hay asuntos importantes que debemos tratar si queremos seguir haciéndolo.—tenía toda la razón.—Ángela te mandó desayuno so date prisa que esa vaina se enfría.

—Ya voy para allá.

Observé la cama vacía y me sentí extraño, no poder verla al despertarme ni sentirla por la casa me estaba haciendo mal pero tenía que estar enfocado y de alguna manera estoy claro que dejaría de hacer cosas que debería por Paris, no era lo que necesitábamos.

Tras la partida de Diego el siguiente que llegó fue Santos.

—¿Llamaste a tu baby?

—No quiero distracciones.

—¿No quieres saber que le dijo el doctor?

—Si es algo malo no voy a concentrarme.

—No creo que puedas concentrarte sin saber si es malo o no.—odiaba que este tipo siempre tuviera razón.—Termina de curarte y tírale un call , no debe estar pasándola bien tampoco.

—¿Tampoco?

—Llevó un rato ahí parado, esperando a que salieras de esa conversación telepática que tenías con la cama vacía.—le saqué el dedo del medio.—¿Harás vídeo?.—negué con mi cabeza.

—No la escondas.

—Basta con que googlear su nombre, huelebicho, está por todos lados.

—¿Por qué andar con alguien que todos conocen?

—¿Debo morir solo entonces?, también me conocen en muchos lugares.

—Bueno, es cierto...—se quedó pensativo.—Llama , después arrancamos.

—¿A donde?

—A reunir a la tropa.

—Ta' bien.—retomé la tarea del vendaje, me puse una camiseta y sobre ella, mi hoodie para después ir directamente al comedor.—Que rico huele, siempre envidié lo rico que come este cabrón.

—Si mi mujer cocina más para ustedes que para mi.—recriminó.—Me prohibió que pruebe de eso porque es para Armando.—apagó la tv.—Si que te aproveche, cabrón.

—Lo hará.

Agarré el cel y le indiqué a Siri que comenzase una videollamada con Paris, al principio no respondía, tuve que intentarlo dos veces más.

—Baby.

—Hola, Armando.

—¿Y ese tono qué?

—¿Y ese tono qué?.—repitió con incredulidad.—Y ese tono que...—soltó una carcajada.—Me tuviste a dos minutos de mandarte a buscar por la policía, pendejo.

—Que brava.—susurró Santos.

—¿Estás bien?,—traté de cambiarle el tema.

—Sí.—mentía, podía verlo en sus ojos.

—¿Por qué me mientes, mm?

—Porque de nada sirve que te diga que no estoy bien, no me gusta este protocolo de seguridad que me pusieron, lo detesto.

Public Figure | Luar la L Where stories live. Discover now