Capítulo 8

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Su nuevo departamento tenía una ventana más grande.

Había una cortina vieja y gris que potencialmente antes era azul, poco se sacudía con el viento, acompañado de un mosquitero lleno de grasa y polvo. El suelo era de una madera lisa con manchas de haber sido bañada en cloro dos horas antes de su llegada, una cama con un colchón de dudosa procedencia y un espacio grande en donde había un par de sillas de campamento y un sofá mucho más nuevo de lo que parecía ser toda la habitación. Un baño completo levemente más amplio que el anterior e incluso en la esquina derecha había una mini cocina lista para usarse.

Una ganga en el mercado coreano, la verdad. Más barato que otros lugares, una zona no tan alejada de la sociedad.

Aunque no era realmente su departamento.

Ni tampoco pagaría alquiler.

En realidad era donde lo tenían cautivo.

Otra vez.

De hecho ya habían pasado tres días desde su desastrosa llegada. Fue igual o peor de tormentosa que la primera vez que lo tomaron, pero increíblemente su mente estaba más concentrada en odiar a una persona que en preocuparse por su integridad. Fue un caos entre patrullas y bomberos, una persecución activa que se perdió cuando sus sentidos fueron opacados por su gran amiga: una bolsa en la cabeza acompañada por una contusión —no podría decir si fue intencional o no, pero la rodilla de alguien lo golpeó tan fuerte que priorizó el concentrarse y no vomitar.

Chanyeol no lo soltó en todo el camino. Escuchaba su voz refunfuñar, gritar y gruñir (¿desde cuando los humanos gruñen?), pero el imbécil lo mantuvo con él en todo el trayecto hasta que entraron en esa habitación que apenas y pudo apreciar a la mañana siguiente. No estaba seguro si era el shock o el enojo contenido, pero cuando la puerta se abrió y apareció Luhan con la confianza por los cielos y lo que parecía ser una sonrisa de oreja a oreja —porque, una mierda lo iba a mirar a la cara, no— lo único que pudo decir a sabiendas que lo podía matar por dirigirle la palabra fue: "¿Cómo está tu pierna?".

Claro que se llevó un ataque directo al cuello por parte de Yifan, pero Luhan lo detuvo con una simple mirada para que volviera a su lugar y, sin abandonar esa sonrisa, contestó: "Mejor. ¿Qué tal la tuya?".

"Bien", fue su respuesta y eso fue todo. No volvió a visitarlo en ese tiempo y ninguno de los otros se quedaba lo suficiente como para temerles salvo el asqueroso de Juno intentando hacer de las suyas. Un par de visitas cada tres horas para cerciorarse de que estuviera ahí, tres comidas al día, incluso había una televisión de la época de sus abuelos que podía usar. Había subido de nivel de cautivo, ahora tenía más beneficios.

Su remota tranquilidad fue interrumpida ese día por la tarde, cuando miraba al techo preguntándose qué mierda estaba pasando, al abrirse la puerta y darle entrada a su cena junto con Park Chanyeol, en todo su personaje de secuestrador magullado. Todo sería magnífico, en realidad, si se hubiera limitado a dejar la comida en el suelo e irse como todos los demás, pero en su lugar cerró la puerta detrás de él y le dirigió la mirada.

¿Qué hizo Baekhyun? Contar las líneas del techo por décima vez.

El ruido de sus pasos y ropa moviéndose sólo le hicieron saber que el otro se estaba instalando en una de las sillas, dejando la comida en la otra y retirándose lo que parecía ser una chamarra negra, dejando al descubierto un suéter de cuello tortuga del mismo color, pudo detectar que su cuello estaba enrojecido, no precisamente por bochorno, eran como una línea entre rojas y amarillas. Las piernas de Chanyeol quedaron extendidas y recargó la cabeza en su mano izquierda al mismo tiempo que movía el pulgar por su sien, dándose un pequeño masaje. Los suspiros no tardaron en llegar.

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