𝐋𝐀 𝐔𝐋𝐓𝐈𝐌𝐀 𝐅𝐔𝐍𝐃𝐀𝐃𝐎𝐑𝐀

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑𝟓 (𝐓𝟑)

CAPÍTULO 35
"UNO MÁS A LA FÓRMULA"

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Tras estar un par de horas con Jacob y dejarlo descansando, Emma y Stefan caminaban hacia las habitaciones que Caroline había preparado para ellos. Pasarían allí la noche y por lo tanto en su siguiente mañana tendrían la compañía de varios estudiantes, ya fuera a la hora del desayuno o en el transcurso del día.

—¿Crees que deba despertar en la noche para ir a revisarlo? —preguntó Stefan algo indeciso.

Emma sonrió enternecida con la preocupación y cariño del vampiro por el bebé.

—No te preocupes. Esas fiebres suelen ser intensas al inicio pero luego desaparecen, con Emily pasé por algunas.

La mención de la pequeña que solía recorrer los mismos pasillos por los que estaban hizo decaer algo la mirada de la mujer.

—Tuvo la mejor enfermera —dijo el castaño en un intento por mejorar su ánimo junto a una pequeña sonrisa ladeada en su dirección.

Emma imitó su gesto para continuar.

—¿Sabes? Jacob me trae muchos recuerdos de Emily obviamente, pero también pensé en... Silas y Amara —sonrió reviviendo sus pensamientos.

—¿Y eso por qué?

—Porque el amor de ellos eran tan apasionando y fuerte que muchas veces los imaginé teniendo hijos —confesó—. Claro, huirían primero y viajarían por un tiempo hasta que decidieran que era momento para formar una familia. Su relación era algo que me encantaba y deseaba tener, deseo de hecho.

—Recuerdo cómo hablaba él de Amara —mencionó Stefan—. Tienes razón, la amaba con locura.

—Quiero decir, sé que ambos se equivocaron en muchas cosas, en la manera en que decidieron defender su amor sin importar a quién lastimaban, como a Qetsiyah, pero aún así aprendí a quererlos. Amara era una mujer dulce y hermosa, y Silas un hombre distinto cuando estaba con ella. Estaban destinados a estar juntos, eran su...

—Amor verdadero.

La rubia asintió llevando su mirada al castaño mientras guardaba silencio.

—Sé que algún dejará el lugar donde está y encontrará la paz junto a Amara —la sonrisa dulce de la mujer cautivaba a Stefan.

—El amor siempre gana, ¿no es así?

—Así es...

—Ustedes dos —Caroline apareció sonriente tras ellos. Ambos se giraron para verla—, todo está listo. No se preocupen por levantarse temprano, el desayuno se sirve hasta las once treinta y esta zona no es ruidosa.

—Gracias, Care —dijo el hombre.

—Dulce sueños —terminó por decir la directora antes de irse.

Emma caminó hacia su puerta que estaba justo enfrente de la de Stefan.

—Bueno... dormiré como Jacob, como un bebé —bromeó la rubia—. Descansa.

—Igual tú, rapunzel —sonrió tiernamente el castaño para abrir su puerta y ver desaparecer a Emma a la vez que él lo hacía para ella.

La noche pasó sin más sorpresas, aunque el día siguiente sería algo distinto.

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Una vez el sol salió, eran cerca de las ocho cuando Emma salió de su habitación luciendo un bello conjunto junto a su cabello debidamente arreglado. Caminó hacia el comedor para desayunar mientras recibió muchos saludos de los estudiantes, desde los más grandes hasta los más pequeños formaban una sonrisa para la mujer.