Perdidos en Halloween

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Todo era un caos. Aunque a MC le gustaba prepararlo con mucho margen, una parte de culpa era de la ansiedad, no parecía ser la preferencia del resto. Tampoco era fácil que se coordinaran en una nueva actividad que tenían que montar en el lugar en apenas un par de horas. Sin embargo, si algo había aprendido del tiempo que llevaba con ellos era que no estaban en un grupo que organizaba eventos para la caridad si no supieran lo que hacían.

—El hospital me ha confirmado que van a ser 26 niños, no han pasado antes la lista por si alguno no se encontraba bien hoy para estar.

Levantó la vista del mapa que había dibujado de la sala al escuchar la voz de Jaehee.

—Al principio nos dijeron 27...

—Uno no podrá venir, al parecer. Me da un poco de pena que se pierda la fiesta.

—Podríamos llevarle algo que nos sobre esta noche. ¿Hay alguna intolerancia o alergia que no hayamos pensado en la lista?

—Creo que no, pero voy a comprobarlo ahora. Y después revisaré la comida por si se nos hubiera colado algo.

MC fue a darle las gracias, pero Jaehee se alejó antes siquiera de que pudiera abrir la boca. No sabía cuál de las dos estaba más estresada. De todas formas tampoco tuvo mucho tiempo de pensar.

—¿Las luces van en esta pared? —Zen llevaba una bola de pequeñas luces con forma de calabazas, fantasmas y murciélagos.

Bajó la vista al mapa, en él tenía apuntado dónde iba cada adorno y la distribución de las mesas y sillas, además del pequeño escenario improvisado para el concurso de disfraces. Giró el papel y después sobre ella, buscando la referencia de la puerta. En condiciones normales no hubiera tardado tanto en asegurarse.

—Sí. Cuélgalas a media altura, para que los niños puedan verlas bien.

—MC, me acaban de decir que ya está en la puerta el camión con las calabazas —se acercó Yoosung.

Le gustaba que confiaran tanto en ella para organizarlo, se había ganado más que suficiente su puesto de coordinadora, pero a veces le resultaba muy agobiante que tuviera ella la última palabra para todo.

—Vale. Yoosung y... —giró otra vez sobre sí misma— ¡Saeyoung! Bajad a por las calabazas los dos.

El pelirrojo, varios metros más allá, levantó la vista.

—¿Ahora? —estaba ocupado moviendo las mesas y sillas.

MC no tenía tiempo ni fuerza mental para buscar a otro, todos estaban ocupados igualmente.

—No, cuando a mi marido le venga bien.

Saeyoung sonrió. Notó el sarcasmo en sus palabras, pero le encantaba.

—Ahora mismo vamos.

Volvió a girar sobre sí misma al ver que se alejaban. De reojo vio a Zen terminando de colgar las luces. Bajó la vista de nuevo al papel, dándolo la vuelta para comprobar la lista de cosas que tenían. Tachó las luces.

—Y cuando a mi cuñado le venga bien, que lleve esas cajas de caramelos a la sala del fondo del pasillo —dijo en el mismo tono.

—¿Yo qué he hecho? —preguntó Saeran.

—Compartir cara con Saeyoung —respondió rápidamente— Y meter la mano para coger un caramelo —le había visto de reojo al girar, debía haber terminado de barrer— ¡Dejad que me concentre! —gritó con la vista en el papel antes de que alguien más se le acercara.

***

—Cómo manda MC cuando está estresada, no parece la misma —comentó Yoosung pulsando el botón para llamar a uno de los dos ascensores.

Mis One-shots de Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora