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Narrador omnisciente:

Bella sentía como poco a poco, las fuerzas volvían a su cuerpo. Volvía a ser consiente, aunque con cierta dificultad.

Aunque había algo que le impedía abrir los ojos, el miedo. Le daba miedo abrir los ojos y ver donde estaba, le daba pánico. Así que se quedó quieta simulando seguir inconsciente, mientras intentaba adivinar que estaba pasando, utilizando sus otros sentidos.

Tacto: podía sentir como un fuerte brazo estaba colocado en la parte trasera de sus rodillas, y otro brazo en su espalda. La estaban cargando. Y la persona que la llevaba se estaba desplazando a pie.

Olfato: No olía a nada en particular. Estando en una situación parecida, todos pensaríamos que el lugar donde sea que estén, olería mal. Pero en este caso olía bien, a vainilla, de hecho.

Oído: No se escuchaba nada más que las pisadas de la persona que la llevaba. Sumado al canto de algunos pájaros. Dándole a entender que estaban en las afueras y no en la ciudad.

Bella sabía lo que tenía que hacer. Estaba claro que no había más personas, solo el ser que la llevaba. Así que esa podría ser su método de escape.

Lentamente, abrió los ojos. Sintiéndose cegada por el sol y el cambio de luz tan drástico. Veía simplemente borroso, tras tanta luz. Pero manteniéndose quieta, logró ver lo que ocurría.

Claramente - como ya mencioné anteriormente - a Bella la estaban llevando. Puedo ver sus brazos sobre su cuerpo mientras el gran ser andaba, pero cuando subió la mirada a su rostro, su vida cayó.

Prefería estar muerta. Ese fue el piénsamelo que tuvo la chica al ver a la persona delante suyo.

Christopher.

Por puro reflejo, empujó al hombre que la sostenía, cayendo al suelo de rodillas. El castaño retrocedió unos pasos, y miró el cuerpo de la chica tendido en el suelo.

—ya despertaste,bonita—sonrió mirándola.

La chica se apresuró a levantarse, intentando mantener las distancias con el chico. Nada mas ponerse de pie sintió como sus piernas temblaban y le faltaban fuerzas.

—No...—susurró levemente la chica, mirando con temor la figura delante de ella.

—Si Bella, soy yo, el amor de tu vida—el chico se intento acercar a ella, pero retrocedió rápidamente.

Bella miro a su alrededor. Era una casa, una casa en la cual ella había estado antes pero no lograba acordarse del todo. Paredes y suelo de madera, decoración escasa pero colorida, múltiples cuadros colgados en las paredes, muy silenciosa, y aparentaba estar vacía.

—¿que mierda es todo esto?...—pregunto, sintiendo como la voz se le cortaba y las ganas de llorar aumentaban

Estaba aterrorizada.

Te traje a la antigua casa de mis abuelos—hablo el chico soltando una risa burlona —¿no te gusta? —preguntó irónicamente

—Christopher...¿que mierda hago aquí? Déjame irme— se apresuró a hablar

Ella sabía que no la dejaría irse, pero el miedo la consumía. Tenía que intentar hablar con él, razonar, tal vez esto solo sea un broma pesada, tal vez una cámara oculta, tal vez sea otro intento fallido de recuperarlas, tal vez....su vida no corría peligro.

Solo tal vez...

—No, —dijo tranquilo —No te dejaré ir, porque si me tome el tiempo de armar este plan, tú te quedarás aquí conmigo.

ASSISTANT | Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora