Blair lo tiene muy claro:
1. Ella NO es una chica buena.
2. Las chicas buenas solo traen problemas.
3. Está hasta el coño de vivir encerrada en Ravenwood.
4. Hará lo que sea con tal de salirse con la suya.
Pero todo se trunca con la llegada de Lena...
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Incluso el arcoíris tenía su escala de grises o eso pensé cuando la vi unas horas después en la clase que impartió. Fue estricta con todos nosotros y pese a que se rió un par de veces, pude ver que sus ojos no brillaban como de costumbre. Ni siquiera reaccionó a uno de mis intentos por provocarla. Nada.
Me pasé lo que quedaba de tarde encerrada en el taller de artes plásticas, trabajando en mi proyecto pero sin poder quitarme la actitud distante de Lena de la cabeza. Cuando se había ido estaba bien, habíamos bromeado y todo. ¿Qué le habría pasado, entonces? Me pregunté si Jessica y su séquito habrían tenido algo que ver, pero en seguida descarté la idea. Sabía defenderse muy bien sola y, por lo general, no conseguían alterarla.
Salvo cuando mencionaban el supuesto accidente.
Resoplé. Llevaba intentando unir lo que serían las paredes de la planta baja sin éxito y que estuviera en la inopia no ayudaba nada.
En fin, que en esas estaba cuando noté una sombra a mi derecha. Lucy Williams, la profesora de artes plásticas, estudiaba muy atentamente lo que hacía en silencio... hasta que lo rompió.
—¿Se puede saber que haces un viernes por la tarde aquí encerrada? —preguntó.
—Quiero trabajar en mi proyecto para no dejarlo todo para el último momento.
Esa mujer enarcó una ceja perfectamente perfilada.
—Solo estamos a treinta de agosto. Acaban de empezar las clases. Ni que fuera ya junio.
La boca se me curvó en una media sonrisa.
—Este es mi último año de instituto y quiero ir relajada al examen de Matura. Quiero estudiar un doble grado en Bellas Artes y Diseño de Interiores, así que mi calificación final debe ser excelente. No quiero dejar cabos sueltos, no si quiero que me acepten en la universidad de mis sueños.
—Ay, Blair, ¿cómo no van a aceptarte con tus notas?
Una cosa que debéis saber de mí es que era una de las mejores estudiantes de mi promoción. Sí, aquí como me veis con mi rebeldía y mis provocaciones, era la segunda mejor de la clase. Pero cuando quieres ir a una universidad prestigiosa, ser mala estudiante no entra en tus planes. Te tienes que esforzar al máximo, porque si no vas a quedarte encerrada.
Tal cual me sentía yo.
Ahogada por las paredes lujosas de Ravenwood, aspiraba a algo más. Necesitaba salir del Valle de las Estrellas Fugaces.
Se me cayeron lo que serían las paredes de la planta baja del castillo y, con un bufido exasperado, decidí dejarlo por hoy. Posé las piezas sobre la mesa con demasiada brusquedad.
—Me asusta que si no sobresalgo, no vayan a aceptarme. Aquí dentro hay mucho hijo de papi.
—Lo quieras o no, tú también eres una hija de papá.
