Gigante

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El gigante es una criatura de aspecto humanoide que se caracteriza por poseer un tamaño y fuerza descomunales.

Los gigantes aparecen en infinidad de leyendas y se les atribuyen muchas de las catástrofes que se han vivido durante la historia. Los antiguos creían que eran capaces de romper montañas y provocar avalanchas, o de secar un río entero bebiendo de su caudal.

EL ORIGEN DE LOS GIGANTES

Los gigantes son, generalmente, seres crueles, salvajes y primitivos. Fueron creados del Caos en el mismo momento en el que se definieron los cuatro elementos de la vida, el bien y el mal.

Su carácter tosco y agresivo se incrementó cuando los dioses quisieron controlarlos. Durante siglos, las deidades intentaron someter a los gigantes y esto derivó en violentas e interminables batallas. Se pensaba que los terremotos y aludes eran consecuencia de las brutales luchas de los gigantes.

Con el tiempo, los dioses consiguieron desterrarlos a la tierra definitivamente, aunque no todos los gigantes corrieron la misma suerte. Algunos se sometieron a la voluntad de los dioses y se les permitió permanecer en el cielo y en las nubes.

Se extendieron por todo el mundo, por lo que aparecen en las leyendas de, prácticamente, todas las culturas que se conocen. Incluso en el medievo se aseguraba su existencia ya que sólo así se podían explicar las enormes construcciones de civilizaciones antiguas.

 Incluso en el medievo se aseguraba su existencia ya que sólo así se podían explicar las enormes construcciones de civilizaciones antiguas

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LOS GIGANTES EN LA MITOLOGÍA

Una de las razas de gigantes más conocida en la mitología griega son los cíclopes. Gigantes de un solo ojo dedicados a la herrería y forjadores los rayos de Zeus y de las más increíbles armas de los dioses.

En la mitología mesopotámica se contaban las aterradoras historias del gigante Humbaba, el vomitador de fuego. Este gigante era el Guardián del Bosque de Cedros, en la morada de los dioses, y su aspecto era verdaderamente peculiar. Tenía la cara envuelta en intestinos replegados y contaba con garras de león. Tal era su fiereza que sólo se podía entrar en el bosque que protegía si se poseían amuletos de protección contra demonios. Cuando los legendarios héroes Gilgamesh y Enkidu se adentraron en este bosque, dieron muerte a Humbaba sin saber que era una bestia sagrada. Los dioses castigaron a Gilgamesh arrebatándole a su compañero Enkidu.

En el norte de Europa las leyendas hablaban de enormes y horribles seres conocidos como trolls que vivían en cuevas y madrigueras. Acechaban durante la noche, ya que la luz solar los convertía en piedra.

En los bosques de Canadá se cuenta la leyenda del wendigo, un espíritu del aire que suele manifestarse con la forma de un gigante putrefacto y con hábitos caníbales. Su máxima aspiración es atemorizar y devorar a quienes se adentren en los bosques, sean hombres o niños. Este ser rara vez se manifiesta físicamente, su presencia es muy sutil y se desliza con el aire, entre el viento y las tempestades. Persigue a los viajeros, los hace correr de miedo o paralizarse con su aterrador aullido, y todo esto sin que tengan la certeza de si realmente el wendigo está ahí, o son sólo los susurros del aire.

CARACTERÍSTICAS DE UN GIGANTE

El principal rasgo de un gigante, su tamaño, es verdaderamente variable. Se pueden encontrar ejemplares de unos 4 metros, los más comunes, y algunos más extraordinarios que pueden rozar el centenar de metros.

Los gigantes terrestres poseen una inteligencia bastante limitada aunque tampoco necesitan más. Confían en la fuerza para resolver los problemas.

Son seres solitarios, pero se unen para las cacerías y los saqueos. Las leyendas cuentan que se alimentan de rocas, árboles, animales y personas, sobre todo de niños.

Prefieren las luchas cuerpo a cuerpo y confían en su fuerza para aplastar, barrer y arrollar, de ahí que su arma preferida sea el garrote o sus propios brazos. Sin embargo, su habilidad para lanzar y atrapar rocas los convierte en criaturas muy peligrosas en la distancia.

Dar muerte a un gigante es una tarea realmente complicada. Se dice que la única forma de acabar con ellos es cortándoles la cabeza pero, si bien este método es infalible, no es el único. Un buen golpe certero como el que lanzó David a Goliat puede ser de lo más efectivo, aunque muy difícil de conseguir. Lo más efectivo es debilitar primero la gruesa piel del gigante con ácido o fuego e infligir entonces una herida mortal.

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