Dybbuk

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En el folclore judío, un Dybbuk es un espíritu maligno capaz de poseer otras criaturas, y se cree que es el alma errante de un muerto. Se dice que los dybbuks escaparon del Gehena, término hebreo traducido algunas veces como "infierno", o que fueron expulsados de este por cometer transgresiones tales, que el alma no podía ser admitida ahí, como el suicidio.

ETIMOLOGÍA

La palabra dibbuk se deriva del hebreo דיבוק que significa "adhesión", el Dybbuk se adhiere al cuerpo de una persona viva y lo habita. De acuerdo con la creencia, un alma que no pudo cumplir su misión durante su vida, tiene una segunda oportunidad de hacerlo en la forma de un Dybbuk. dybbuk forma parte de algunas frases que sirven mejor a la comprensión de la palabra en sí (funcionando como un apócope o una abreviatura), tales como dibbuk me-ru'aḥ ra'ah (que se traduce como una hendidura de un espíritu maligno) o dibbuk min ḥa-hitẓonim (dibbuk del exterior) cuando se encuentra en una persona. Supuestamente deja el cuerpo del anfitrión una vez que ha llevado a cabo su objetivo, a veces siendo exorcizado por alguien calificado para llevar a cabo este proceso.

La palabra ‘dibbuk’ significa también “espíritu atado” en yiddis y designa un concepto judío que expresa una de las posibles situaciones del alma tras la muerte. Concretamente un dybbuk es el alma —en la que predomina el mal sobre el bien o simplemente es espiritualmente poco evolucionada— de alguien que, tras morir, no ha podido continuar con el ciclo natural de encarnaciones necesarias para llegar a cumplir el fin espiritual individual que Dios le ha dado y, en consecuencia, se ha quedado en el mundo y busca poseer el cuerpo de alguien que, por su naturaleza y situación de vida, resulte propicio para cumplir aquellos fines y deseos que no fueron satisfechos mientras el dybbuk vivía.

Sea cual sea el caso, todo dybbuk ha sufrido el “karet”; esto es, la situación de separación que, como consecuencia natural de las malas acciones efectuadas en vida, experimenta un alma con respecto a Dios. A pesar de eso el grado de oscuridad espiritual de un dybbuk puede variar, dándose el caso de quienes en vida fueron auténticamente malvados (violadores, asesinos, torturadores, etc) y el de quienes simplemente tomaron caminos equivocados (drogadicción, dedicación completa de la voluntad a conseguir dinero y cosas mundanas, etc) o muy alejados de Dios pero no por ello propios de ser encasillados en la esfera de la maldad. Por ello la finalidad principal que un dybbuk busca con la posesión puede variar; siendo, por ejemplo, huir del castigo divino en un caso extremo o el acabar ciertos asuntos pendientes en el caso de un dybbuk que, por haber pecado menos, tiene menos que temer.

HISTORIA

Las primeras referencias a este término aparecen por primera vez en varias escrituras del siglo XVI, aunque fuera ignorado por los estudiosos cuando Shloime Anski presentó su obra teatral El Dybbuk ante los círculos literarios de su tiempo. Los testimonios más tempranos (tal como lo dice Flavio Josefo) de dybbuk, eran de posesión demoníaca más que por fantasmas o fenómenos paranormales.

Los dibbuks es una de varias formas de transmigración del alma en la mitología judía. En contraste con el dybbuk, el Ibbur (traducido como la impregnación) es una posesión positiva, de que gane la sabiduría para reincorporarse con Dios (algo parecido al Karma) como mitzvah. El gilgul (Yidis גלגול הנשמות), traducido literalmente como "el balanceo", echa la idea que un alma debe sobrevivir muchas vidas aque pasa cuando un alma honrada posee temporalmente un cuerpo. Esto siempre se hace con el consentimiento del Oriente.

El auge de las historias de dybukkim, tanto como eventos históricos sobre los cuales se escribía, como ficciones que servían como cuentos de precaución sucedió entre mediados del siglo XVI y mediados del XVII. Esto, argumenta el historiador Chajes, se encuentra directamente en paralelo con la llamada “Era de lo Demoníaco” en el cristianismo europeo, en la cual se difundieron historias de demonios, fantasmas y posesiones como mecanismos moralistas de convicción con los feligreses de diferentes órdenes del cristianismo. Chajes propone que los rabinos de la época se sentían amenazados ante el potencial de perder seguidores que asustados por las historias demoniacas de posesiones y exorcismos se convirtieran a la iglesia que sí ofrecía soluciones a estos problemas. Con el concepto del exorcismo en boga, los rabinos no podían darse el lujo de ser los único clérigos sin el poder de remediar una posesión, y parecer débiles ante una congregación en la que incluso la gente educada y creyente de las ciencias era partícipe de las ideas de posesión.

Por la naturaleza de estas historias, y su difusión como cuentos cuyo propósito era intimidar a la gente a adherirse a las doctrinas del gilgul y otras ideas místicas que recién ingresaban al judaísmo occidental, Ruth Gilbert ha denominado al dybbuk, la historia del Golem, y la del Judío Errante como “El Gótico Judío”. Aunque el origen de estos conceptos son posteriores a la época denominada Gótica en la historia de las estéticas, Gilbert relaciona este estilo narrativo con las técnicas de convicción góticas que mezclan el miedo, terror, y el deseo. Pareciera que la agencia con la que los rabinos de este llamado Gótico Judío desparramaban historias para intimidar a la gente es una ola tardía de propaganda medieval que llegaba tarde a las herméticas comunidades de judíos conservadores, segregados del resto de Europa, y la cual penetra estos círculos a través de los grupos más misticistas y liberales.

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