A escondidas.

1.3K 204 36
                                    

Cuando nadie los contemplaba. Cuando nadie se percataba. Cuando nadie estaba al tanto. Cuando estaban los dos apartados del resto.

Podían ser ellos mismos. Demostrarse su amor y pasión, su lujuria y devoción, su cariño y ternura. Siendo solo ellos sin prejuicios, sin futuros problemas, atormentando sus mentes y sin la cruel mirada ajena sobre ellos.

Gentío que quería devorarlos y engullirlos hasta saciarse lo más posible e ir por el siguiente rumor para formar más hablilla.

La suspicacia y aprensión de la gente no era relevante en esos lapsos de tiempo.

─Miguel... –jadeo con estupor al sentir la mano del mencionado recorriendo tosca y atrevidamente debajo de su, ya no tan arreglada, camisa de trabajo. Tomando su pecho sin detenimiento, haciendo gimotear por esa tensión que sentía. ─Detente. –imploró.

No supo en qué momento empezó a acrecentar el calor, ni cuando exploto esa tensión sexual, pero para su des fortuna (y estrecha suerte) no quedaba mucho tiempo para tener que separarse y hacer como si nada hubiese sucedido. Además de ocultar las evidentes y temporales marcas dejadas sin decoro sobre su piel.

Hacer creer que solo habían estado hablando juntos, sin trasfondo a lo que realmente sucede en esas cuatro paredes. Y, a pesar, de que tener una conversación parecía verosímil, el infundio se propagaba como las lamas y hacía dudar de si aquello seguía siendo creíble.

El pequeño gruñido acalorado del enardecido mexicano tomo desprevenido a Parker. Casi nunca el menor le desobedecía, siempre había regido su juicio a uno razonable y concorde a la situación. ¿Acaso, estaba desesperado? ¿O quería que los descubrieran en pleno acto?

Si ese era el caso, sabía las consecuencias que eso traería para con ambos.

¿Pero a quién timaba? Él quería que todos supieran de ellos, quería poder compartir sus días sin necesidad de esconderse, y sentirse juzgado, siendo dictaminado por las desvergonzadas lenguas que ovacionan por cotilleo.

Además, la atrevida mano del otro castaño lo tenía atolondrado e irreflexivo.

Tocando cada centímetro de piel, dejando pequeñas huellas de sus dedos al presionar, mordisqueando y succionando todo a su paso. Quería dejar un minúsculo recordatorio de su fechoría. Todo era un jodido cielo ¿Era posible sentirse así siquiera?

Miguel O'hara era el pecado y el delito mismo.

─Un poco... Déjame un poco más. –rogó con grave voz. Necesitaba sentir más ese cuerpo junto a él, dependía de su ser.

Mordiendo el cuello de Benjamín, haciendo que este perdiera su ápice de autocontrol.

Ahora, sus manos también desplazaban por todo el cuerpo del de tez morena. Queriendo sumergirse toda su vida en ese averno de perdición en el que estaban ambos adentrados.

Era consiente que en pocos minutos el timbre sonaría para indicar la siguiente clase, que sus alumnos entrarían y que todo resbalaría en problemas.

Pero eso poco le interesaba. Ese chiquillo amargado ganaba contra sus pensamientos y sentir.

Y no importaba si eran hallados en ese indecoroso momento si es que tenía a ese hombre junto a él.

Porque Peter B Parker amaba a su alumno Miguel O'hara.




·•·•·•·•·•·•·•·•·•·•·

Ni la más mínima idea de que hice, pero lo hice. ¿Adivinen? Ya estamos a la mitad de terminar con esto. Sip, mi plan es llegar a los 50 Drabbles/One shots y dar por finalizado la historia. ¿Después de eso? Dejaré que el destino decida, mi creatividad me deslumbre y el tiempo me ayude a escribir una historia larga del ship que tengo planeada desde hace ya varios días-semanas.

Os quiero, arañitas.

• Feelings •Where stories live. Discover now