15 | Una imprudente acción

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¿Cuáles son las probabilidades de que la tierra se abra, me trague y me escupa en China? ¿Son tan nulas? Quería que la probabilidad ahora sea solo una tontería y que aquello sí pasara.

Tan solo Eros exclamó mi apodo familiar para que gran mayoría de los ojos ahí se giraran a verlo, para después pasar a mí.

Las risas fue lo siguiente que vino.

Algunas pocas personas se reían con discreción, otras, las más desvergonzadas, lo hacían a grandes y rápidas carcajadas. Sentí mi rostro enrojecerse cuando empezaron a llamarme «Didi»

—¡Qué hay, Didi! —exclamó un idiota pasando a mi lado, la chica que iba con él le dió un manotazo, al menos.

—¡Ten un lindo día, Didi! —gritó una chica, riéndose después.

En serio quería que la tierra me tragara, y que ya no me escupa en China, si lo podía hacer dentro de un volcán activo, estaba bien.

—Diane... —intentó decir Zharick, solo que yo me había dado la vuelta y huido de ahí.

Salí a toda prisa de esa área de juegos en la que estábamos, choqué con algunas personas que me dijeron «Mira por dónde vas, Didi» con un tono de molestia. Ni siquiera me disculpé, seguí mi camino, huyendo de ahí.

Caminé tanto que no me di cuenta que había entrado a la preparatoria, me apoyé en la pared frente a la salida hacia el campo para recuperar el aliento. Un rato después, cuando la vergüenza pasó, la molestia hizo acto de presencia.

¡Le había dicho a Eros que no me llamara así! ¡Lo hice muchas veces! ¿Y qué es lo primero que hace cuando tiene la oportunidad? ¡Llamarme por ese vergonzoso apodo en público! ¡En público! ¿Es que a él le gustaría que lo llamara «Eroscito» frente a tantas personas? ¡No, no le gustaría!

Mis dientes se apretaron y mis brazos se cruzaron sobre mi pecho, mis puños también se apretaron y estoy segura que debo de tener mi peor cara de molestia ahora. Es que estaba realmente cabreada, ¿Cómo demonios se le ocurre?

—Oh, ¡Aquí estás! —exclamó la voz que ahora no quiero ni escuchar en eco.

Le doy la peor mirada mortal a Eros, quién estaba haciendo el intento de acercarse a mí. Retrocedió dos pasos.

—D-Diane, mira, yo no quería...

—No, Eros, ¡Solo no! —prácticamente grité dejando caer la bolsa con mis premios que tenía en la mano—, ¡Te he dicho muchas veces que no me gusta que me llames así! ¿Y qué es lo primero que haces? ¡Me saludas así en público, frente a un montón de personas! ¿Pero qué demonios te pasa? ¿Qué se supone te he hecho?

—N-nada... —alzó ambas manos a los lados de su cara—, se me salió, solo hizo boom en mi cabeza cuando te vi.

—Te hubiera aceptado el «chica salsa», pero no el «Didi», Eros —me pasé las manos por el pelo—. Ahora todo el mundo me va a molestar con eso, ¡En la última semana de clases! Todos me recordarán como Didi Reynolds.

—Perdón —murmuró con un tono lleno de culpabilidad, y es que eso no me pareció suficiente. Podría estar arrepentido y quién sabe qué más, el daño ya estaba hecho.

—¿Por qué, Eros? —me lamenté, volviendo a apoyarme de la pared—. ¿A ti te habría gustado que te llame por tu apodo familiar con ese público?

—Me emocioné cuando te vi, ¿Vale? Me caes bien, Diane, probablemente más de lo bien que te caigo yo a ti. Y sí, sé que no debí haberte llamado así, es solo que cuando me emociono se me salen las cosas de la boca antes de pensarlas bien.

Una Noche Sin Luna✔️Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ