CAPITULO 47

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Ataque revelador.

Marcello.

24 de septiembre de 2023.

No consigo dejar de apretar los dedos alrededor del volante, tengo los nudillos blancos y un maldito nudo en la garganta a medida que conduzco por las calles de Gijón hasta llegar al departamento de mi hermana.

La rabia que se abre paso por mi sistema se mezcla con el desespero que produjeron las palabras de Anastasia cuando me explicó que el bastardo de Alekséi tiene en la mira a nuestra hija.

Ni siquiera la voz animada de Aleska me calma a través del teléfono que mi esposa mantiene abierto a medida que me estaciono frente a la casa de Vittoria. Anastasia no habla, solo escucha a Aleska, siendo ese el único alivio que tiene luego de decirle a mi madre lo que pasaba para que no sacaran a Aleska del aeropuerto.

—¿Por qué tenemos que quedarnos aquí? —cuestiona la niña al otro lado de la línea, frustrada—. Me tocó meter a Avanix en una jaula porque no la dejaban salir del avión los del aeropuerto. Ya quiero ir a casa.

—Lo sé, cariño, pero tu padre y yo estamos en camino, sabes que iremos en auto hasta Oviedo a recogerte —miente Anastasia para calmarla, sin dejar que el temblor de sus manos se exprese en su voz también. Está tan angustiada que no creo que cuelgue la llamada con Aleska hasta que no podamos tener la certeza de que Alekséi no está cerca de ella—. Y Avanix estará bien, lo prometo.

Escucho el dramático suspiro de Aleska.

—¿Por qué no comen algo mientras esperan? —sugiero—. Donas tal vez, sé que te gustan tanto como entrar a todas las tiendas del aeropuerto.

—¿Me darás dinero para comprar cosas?

—Lo que tú quieras —respondo, viendo el alivio en los ojos de Anastasia al saber que nos estoy ganando tiempo para no preocupar a nuestra hija—. Puedes comprar lo que quieras.

—¿Estás bien, papá? ¿Cómo que lo que quiera?

Pequeña listilla.

—Sí, tu madre paga —le digo, frustrado, bajándome del auto tras hacerle un gesto a Anastasia para que haga lo mismo.

Los hombres en la puerta se alejan nada más vernos, hacen parte de la CAOV y Anastasia los envió cuando hablamos hace unas horas para prevenir cualquier situación. Aleska se mantiene en la línea con Anastasia, la cual permanece fuera del departamento para no dejar de hablar con ella, dejándome a mí al mando de la situación con Vittoria, la cual abre la puerta, asombrada al verme de pie en el umbral.

—¿Qué pasó, Marcello? —cuestiona percatándose de que mi esposa ni siquiera trata de entrar, solo la mira con duda, sabiendo que Vittoria tiene mucho poder en sus manos ahora al tener a Luciano.

—Vamos a hablar —espeto, ingresando.

El nudo que tengo en la garganta crece y miles escenarios se me cruzan por la cabeza al ver a Luciano dormido en la cuna que Vittoria le tiene armada en la sala. Mi hermana frunce el ceño, desconfiada, al notar que no dejo de mirar al bebé cuyo padre deseo matar por atreverse a poner un cañón que apunte hacia mi hija.

Maldito hijo de puta.

—Le entregaremos a Luciano a Alekséi hoy mismo —la encaro y veo el momento exacto en que la perdida inunda los ojos de mi hermana, llevándose cualquier rastro de calma que podría haber en su mirada—. Vittoria...

—Dijiste que lo llevaría esta noche, Marcello. Me diste un par de horas más —se queja—. ¿Crees que no lo entregaré? ¿Es eso? —La voz se le rompe en mil pedazos.

PODEROSA VINDICTA [+21]Where stories live. Discover now