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04 de octubre de 2022

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04 de octubre de 2022.

Anastasia.

Las palabras de Yasha me retumban en la cabeza a medida que Roger estaciona el auto en la entrada de la casa de Marcello en Gijón. La realización de lo que hice palpita en mi cabeza, amenazándome con mil y un razones por las cuales tal vez la decisión que tomé no es la más adecuada, pero es la mejor.

Yasha se marchó satisfecho a Rusia, pero tomé mis precauciones antes de subirme a ese avión de tal forma que nadie supiera que salí de Barcelona más que mi círculo de seguridad.

Fina me recibe con una sonrisa al verme entrar. Desde que la sacamos de las bodegas de Martín, Marcello la envió a Gijón y dudo mucho que la quiera de vuelta en Santiago luego de lo que pasó. Aleska no sabe que estoy aquí, le pedí a Franchesca que se la llevara a ella y a Massimo mientras que Stella en la piscina ni se percata de mi llegada.

—Marcello pidió que lo esperes en su oficina para que no sepan que estás aquí.

Sigo el camino que me indica, sabiendo que a Marcello probablemente no le gustan las precauciones que tomé para su ingreso a España, pero que acató para que nadie se entere que está de vuelta. No he hablado con él, pero Roger se encargó de dejarle claro a Orazio las condiciones para que volvieran, solos, dejando a su gente atrás para no alertar a nadie.

Fina no me sigue dentro de la oficina, solo se marcha cuando declino su oferta de algo de beber, despachándola mientras me adentro en el espacioso lugar donde freno en seco al clavar mis ojos en la pared. No he entrado aquí en varios meses, muchos meses para ser exactos y ahora entiendo el motivo por el cual Marcello hacía que nos reuniéramos en otra de las oficinas al venir a Gijón.

Mis ojos no se apartan de la foto enmarcada en la pared, tan grande que ocupa prácticamente todo el centro, resaltando la mirada enmascarada que reconozco a la perfección. No es una foto que hubiese visto antes, realmente no comprendo el motivo por el cual Marcello tiene una foto mía de la subasta Fraco del año pasado, pero una escueta sonrisa aparece en mis labios, obligándome a perderme en ella mas de la cuenta. La fecha está grabada en la parte inferior y la repaso con mi dedo antes de alejarme un poco.

Al lado derecho, hay un marco más pequeño, pero no tanto, solo lo suficiente para no opacar mi foto, pero que al igual, llama mi atención al ver la sonrisa de mi hija mientras sostiene al conejo en la piscina, mostrándolo a la cámara. A ella le encantaba que Orazio le tomara fotos y ya veo el motivo por el cual el hombre no se quejaba de pasar treinta minutos buscando la correcta.

No dudo en repasar la foto a la izquierda de la mía, del mismo tamaño que la de Aleska, pero con tres personas ocupando el centro de la escalera mientras una multitud llena la planta baja. Fue el día que anunciamos que Aleska era nuestra hija y capta la mirada protectora que Marcello le da mientras yo sostengo su mano.

Siempre sorprendiéndome, Venturi.

Es bueno saber que esta vez, te sorprenderé yo a ti.

Contesto un par de mensajes de Natalia y Félix mientras espero a Marcello, leyendo nuevamente los documentos que me entregó hace meses cuando quiso decirme la verdad y no pudo, en donde se detalla quienes son los miembros del partido que lo apoya y del que creí no saber nada. Tuve la maldita información en mis manos durante meses y simplemente la ignoré porque no quería meterme en las mierdas de La Organización.

PODEROSA VINDICTA [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora