CAPITULO 11

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A la cabeza

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A la cabeza.

18 de marzo de 2023

Marcello.

Me he acostumbrado al metálico sabor de la sangre, a su olor a hierro cuando impregna el suelo y las paredes luego de un par de minutos en el ambiente. Me he acostumbrado a hacerla brotar del cuerpo de los malditos a los que golpeo y mato, al igual que a sentirla contra mi piel, pesada a pesar de ser tan liviana.

Odio la sensación tras un par de días. Se vuelve fastidiosa y frustrante pegada a la piel, recordando un momento en el que no estuve por delante o en el que mis manos estuvieron atadas para responder un ataque.

—¿Qué no piensas honrarnos con tus palabras, Marcello?

Crujo los huesos de mi cuello al hacer círculos con mi cabeza, ignorando la voz jocosa que se asoma entre los hombres que me rodean.

Son diez de ellos. Los conté al momento en que llegaron en la mañana, con sus malditos rostros llenos de burla que va dirigida en mi dirección producto de los moretones, los cortes y la sangre que dejó su jefe a su paso.

—¿Qué quieres que te diga? —contesto sin ocultar la misma sonrisa que le he dedicado desde que me trajo—. No es como si tenga mucho que decir sobre ti.

—Yo creo que sí tienes mucho que decir, Venturi. —Nox se abre paso entre sus hombres, su cabello está un poco más corto que ayer, y hay un deje algo amargo en sus ojos, como si estuviera ocultando su molestia—. ¿Acaso nadie piensa venir por ti?

—Tal vez disfruto estar aquí, ¿no? —Finjo burla—. Rodeado de mierda y porquería como lo son tú y tus hombres.

Miro alrededor, elevando las cejas al verlos dar un paso al frente.

—¿Cuándo les dirás que no pueden matarme?

Alekséi sonríe, fingiendo que no tengo el control aquí. Sus golpes, amenazas y rabia no son nada. No puede hacer más que golpearme, no puede arriesgarse a matarme al poner una de sus balas en alguna parte de mi cuerpo.

Conmigo se mueren muchos.

—¿Quién dijo que no?

—La perra de tu madre encerrada tal vez —le suelto con arrogancia, recibiendo el golpe que me propina y que desborda la sangre en mi labio por tercera vez en el día—. ¿Será que la están golpeando a ella también?

—Cuando encuentre a la tuya...

—Sucede que mi madre está lejos, Nox, y mi padre es un bastardo, pero él sí que hizo lo que el tuyo no. —Me inclino hacia el frente, retándolo—. Colocarle un par de hombres a mi madre para que la protejan de cabrones como tú y en el caso de la pobre estúpida de tu madre, como yo.

—No la tienes en Rusia, ¿dónde mierda la tienes? —Cierra sus manos en puños, pero no me golpea otra vez, solo mira a los hombres una última vez, amenazante, instándolos a salir antes de explotar—. ¡¿Dónde coño la tienes?!

PODEROSA VINDICTA [+21]Where stories live. Discover now