CAPITULO 6: LOS HERMANOS BELL.

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—    ¿Deberíamos de darle un tiempo o no? —preguntó Francis Bell el 4 hijo mientras dejaba su pañuelo encima de la mesa.

—    Podemos iniciar con la venta de sustancia, aunque no tengamos al jovencito, si necesitamos de su ayuda en el otro asunto debemos de ser flexible para que acepte nuestra propuesta. —Menciono Edgar, el 2 hijo.

—    ¿Crees que French Mettler sea realmente el indicando para este trabajo? Es algo totalmente discreto y creo que el no siempre se maneja de la manera correcta...

—    Es el único al cual podemos acudir que pueda hacerle frente a cualquier respuesta que pueda dar nuestro hermano... además, no haremos un asesinato a lo claro, será encubierto que mama y papa no sospechen sobre lo que realmente paso. —hablo esta vez Freya Bell, la tercera hija.

—    Quiero dejar en claro que nuestros padres no han muerto. Todos los bienes siguen en sus manos, sin embargo, ya sabemos cómo el testamento está estructurado y su heredero.... A lo que quiero llegar es que no me gustaría que nos apresuremos...—dijo Edgar.

—    Que temas para hablar en el desayuno, mejor démosle final a esto. El no tardara mucho en llegar...—dijo Francis mirando el reloj de su muñeca.

Minutos después, Christos Bell ingresó al comedor llamando la atención de sus hermanos, era increíble sentir como todo el ambiente podía cambiar con solo su presencia. Christos Bell era un hombre de 34 años de edad, con expresión seria y mirada penetrante. Era un hombre de carácter y de poco hablar para muchos, aunque él podría tener una descripción diferente de si mismo.

Había sido criado con mano fuerte, y mucha diciplina por el titulo en el cual había nacido, era el único hijo que compartía genes de ambos padres, sus hermanos no habían sido mas que frutos de relaciones fueras del matrimonio y para evitarse un escándalo, su padre. Adonay Bell se había encargado de tomar la custodia de ellos y llevarlo al matrimonio haciéndoles crecer a todos juntos y simulando para el mundo que todos eran provenientes de la misma mujer, su madre. Angelica Zaharie.

Christos tomó asiento en el comedor en silencio, mientras sus hermanos observaban todos sus movimientos. Estaban mas que seguro que se creía mejor que ellos simplemente por ser el hijo legitimo de aquel matrimonio.

—    Buenos días, ¿No van a desayunar? —preguntó, haciendo que sus hermanos tomaran asiento en la mesa y disimularan que disfrutaban del desayuno.

—    ¿Cómo sigue la condición de mama? —pregunto Freya sin despegarle la mirada.

—    Empeora cada vez más... los doctores dicen que no hay mucho que hacer con su situación debido a su edad.... —decía mientras preparaba su bocado— papa sigue depresivo por toda la situación.

—    Es una pena todo lo que esta sucediendo, todos estamos afectados por todo esto...—saltó Edgar—la prensa también ha estado emitiendo un montón de noticias, principalmente rumores que se escucha sobre la situación de mama y, sobre todo, hablan de ti, supongo que desean saber más de quien será el dueño de todo esto.

—    La prensa siempre hace lo mismo, hay que dejarles hacer su trabajo. Toda esta situación no es nada de improviso, los doctores ya nos habían dejado saber que esto podría pasar, lo que he no habíamos pensando es en el estado de papa... hace tiempo que no permite visitas. Deberían de intentar conversar con él un poco más, a ver si le da mas acceso.

—    Si no ha dejado que tú te le acerques, siendo su hijo favorito, ¿Por qué lo haría con algunos de nosotros? —comentó Francis, lo que Christos levantó la mirada para mirarlo fijamente sintiendo la incomodidad en aquella mesa.

CaóticoWhere stories live. Discover now