Capítulo 32

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Su piel estaba caliente.
Mis manos se aferraban con fuerza a su gran y marcado torso desnudo.

La habitación estaba a oscuras, el ruido de la lluvia golpeando la venta y su respiración agitada mezclandose con la mía era lo único que se escuchaba en el lugar.

Sus manos recorrían juguetonamente cada parte de mí cuerpo mientras que sus labios marcaban territorio en mí cuello.

El ambiente cada vez se ponía más pesado y nuestras respiraciones no dejaban de aumentar.

Las sábanas blancas estaban esparcidas en el suelo al igual que toda nuestra ropa, usando solo nuestra piel como abrigo, aunque no la necesitabamos, éramos nuestros propios abrigos.

Por un segundo su mano bajo hasta mis muslos y sus ojos se encontraron directamente con los míos.

Sus ojos celestes claros parecían brillar en la oscuridad y su cabello ligeramente mojado por el sudor caía por su frente, mientras que sus rojos labios dibujaban una sonrisa seductora...

-Dan...-

Todo había sido un sueño.

Una sensación extraña había inundado mí estomago, se sentía como si cientos de mariposas revoloteaban dentro.

-¡Ah!- Esa linda sensación fue remplazada por una fuerte punzada en la parte baja de mi espalda.

Pocos segundos después otra punzada aún más fuerte y otra más, una tras otra.

A duras penas me puse pie y camine hasta la puerta.
Sunho me había dicho que estaría aquí cuando el momento llegará para llevarme al hospital, pero el no estaba.

Me detuve por unos minutos en la entrada pensado en que hacer.

El dolor aumentaba con cada segundo que pasaba.

-¡Trevor!-. Busque desesperadamente el papel que Trevor había dejado sobre la mesa de café un par de horas atrás.

Bip-Bip-Bip

-¿Si?-. Una somnolienta voz qué no era la de Trevor contesto el celular.

-Hola, podria pasarme con Trevor. Es una urgencia- Agarre con todas mis fuerzas mí vientre, intentando contener aquellas punzadas.

-¿Eres Mercy?-

-Si-. Aquellas palabras parecieron más un quejido de dolor que una afirmación.

-Estare allí en 5 minutos-. La persona del otro lado colgó la llamada.

No me importaba con quién estaba hablando solo quería llegar al hospital.

Fui hasta la habitación de los niños y busque el bolso que días antes habíamos preparado con Sunho.
Ropa,pañales, toallas y todo lo básico para su llegada estaba allí.

Tal como dijo pocos minutos después alguien golpeó la puerta.

-Soy Digo tu cuñado, vamos al hospital-. Sin entender muy bien lo que pasaba seguí a Diego hasta el auto, quien rápidamente comenzó a conducir rumbo al hospital.

Sunho había preparado todo para el nacimiento, había comprado una habitación en el hospital más lujoso de la ciudad, pero a la vez uno de los más lejanos de la casa que se mantenía vacío esperando el nacimiento.

En ese momento no había palabra más que quejidos de dolor que pudieran salir de mí boca.

-Que buen momento para conocernos- Dijo Diego mientras miraba su reloj.
-Mercy ¿De cuánto estás?-

-7 meses. Aún no es tiempo- Dije desesperada.

-No, aún no lo es. Tranquila todo estará bien- Diego apretó el acelerador.

Eran las 3:30 de la madrugada por lo que las calles estaban completamente vacías, solo uno o dos autos conducían lentamente por las calles.

...

-¡Ayuda entro en labor!- Diego me ayudaba a caminar.

Varias enfermeras se acercaron apresuradamente a nosotros para luego sentarme en una silla de ruedas.

-¿De cuanto está?- Caminában apresuradamente por un largo pastillo.

-7 meses- Diego no había soltado mí mano desde que llegamos al hospital.

-Algo debe de estar pasando, señora irá a una cesaría de emergencia- Asenti asustada.

...

Las enfermeras ayudaron a prepararme para la cirugía, me colocaron una bata y me extrajeron sangre.

-Como será una cesaría de urgencia no puede aver nadie más que los especialistas- Dijo mirando a Diego quien aún permanecia a mí lado.

-Esta bien, iré a llamar a Trevor y te esperaremos afuera- Asenti antes de agradecerle. -Todo estará bien-. Dijo antes de irse.

A la sala pronto comenzaron a llegar los especialistas. Luego de acostarme bajo una gran lámpara y ponerme una intravenosa el anestesiólogo comenzo a administrarle la anestesia.

-Bien, ahora puede comenzar a contar. Comience con el 10 y descienda- Pronto los tendría conmigo.

-Nueve- Una ligera sensación de sueño estaba apareciendo

-Ocho-. Mis ojos pesaban.

-Siete-. La puerta se había abierto.

-Bien vamos a traer a esos bebés al mundo- Esa voz...se me hacia tan familiar.

-Seis-. Mi vista fue obstruida por unos ojos celestes.

-Hola, soy Dante y seré quien haga la cirugía en esta ocasión-

-Cinco-. Al mirarme sus ojos se abrieron más que un plato, parecías que iban a salirse de su cuenca.

-Mercy....-

-Cuatro- Mis ojos poco a poco se estaban cerrado.

-Tres- Una delicada caricia sobre mí mejilla aumento el efecto de la anestesia.

-Dos-

-Cuidare bien de ti amor mio-

-Uno-.

La PinturaWhere stories live. Discover now