[XXIII]

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Desde que Wonwoo despertó, no había dicho una sola palabra. Incluso cuando Mingyu intentó disculparse tantas veces, él solo escuchó. Sin pronunciarse.

El omega estuvo una semana hospitalizado, para tenerlo en observación y que sus heridas se curaran lo mejor posible. Su médico temía que su lobo intentara matarlo, pues en más de una ocasión había pasado en esos casos; pero era como si el animal en su interior hubiera desaparecido, no se manifestó ni una sola vez.

Durante esa semana, el mayor no se separó de su lado; se mantuvo con él todo lo que pudo, sosteniendo su mano siempre que Wonwoo se lo permitía.

Pero el omega parecía como si solo fuera un cuerpo en pena, sin fuerzas para nada. Aún cuando lo dieron de alta, no salía de su habitación. Cada vez que Mingyu volvía lo encontraba recostado en la cama en la misma posición o en el nido que construyó y aún no se atrevía a desarmar. No había derramado ni una sola lágrima, de verdad parecía como si no fuera más que una cáscara vacía.

Mingyu decidió asumir las responsabilidades de ambos, informando a todos de la situación, reuniéndose con el consejo e incluso entregando el orfanato sin una mayor celebración como se tenía planeado en un principio.

Y dentro de eso, estuvo entre sus accionares el darles su sentencia a los responsables de todo.

Cuando Mingyu tuvo enfrente al alfa que le había hecho daño a su omega y a su cachorro, casi no pudo controlar sus instintos asesinos. Si fuera por él, hubiera dejado que su lobo le arrancara la cabeza de un mordisco, pero no lo hizo. No quería ser recordado como un rey sanguinario.

Aún recuerda la ira que lo recorrió de pies a cabeza cuando los tuvo enfrente. Tenía autocontrol pero eso no evitó que le diera al viejo el puñetazo más fuerte que hubiera dado en su vida, rompiéndole la nariz en el acto. Si bien su lobo se regocijó un poco al escuchar su alarido de dolor y ver la sangre brotar a montones, no fue suficiente para saciarse.

También recuerda claramente las palabras que le dijo con tanto resentimiento y sed de venganza cuando el alfa le pidió que lo matara de una vez.

"No creas que te mataré, sería demasiado fácil. A cambio te daré lo que mereces; me aseguraré de que sufras y supliques estar muerto hasta el último de tus días. No volverás a ver la luz del sol. Haré que te arrepientas de no haberte cortado la garganta cuando pudiste"

Después de darles una pena perpetua al hombre y a su hijo (pues el guardia que lo ayudó resultó ser su primogénito), igual no quedó satisfecho. Pero jamás lo estaría. Solo cuando lo viera vuelto loco en esa celda, rogando por clemencia su lobo dejaría de estar tan furioso; no pensaba darle la salida fácil acabando con su vida. Ni siquiera eso merecía.

Y los culpables ya se habían ganado el odio del pueblo entero. El reino de Darling al enterarse de la lamentable noticia de la muerte de su príncipe heredero, sufrieron el dolor de sus reyes en carne propia. Realizaron ciertos ritos funerarios en su honor y por supuesto, proclamaron el repudio público a la familia Min por la traición y el acto tan deplorable que se atrevieron a hacer.

El pueblo guardó luto y entendió que sus reyes también necesitarían un buen tiempo para recuperarse del dolor de la pérdida.

Pero había pasado un tiempo y Wonwoo seguía así, apartado de todos. No comía, no salía de su habitación y no le dirigía la palabra a nadie. Ni siquiera lloraba; era como si su alma lo hubiera abandonado, dejando solo a un títere en su lugar.

Sus amigos omegas habían intentado consolarlo, sin embargo nada funcionó. Solo habían logrado hacerle pasar algunos bocados y también lo ayudaban a asearse. Y por supuesto, le dieron la compañía que necesitaba en ese momento.

Royalty - Meanie/MinwonWhere stories live. Discover now