Prometido

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011 | PROMETIDO

Salí del baño del piso de Dani intentando que mi pelo deje de gotear inútilmente con una toalla. Después de pasar mi día viendo series y editando fotos que mi amiga me había pedido para su Facebook, me sentía mucho más relajada que antes.

Caminé hasta llegar a la puerta del cuarto en el que Dani me había dejado quedarme. Pero en cuanto la abrí, me llevé una sorpresa al encontrarme con Bill sentado en mi cama. Y no pude evitar pensar en que esta misma situación había pasado hace unos días en su casa.

—¿Bill? —al decir su nombre, volteó con una sonrisa— ¿Qué haces aqu...? —antes de terminar de hablar, ruidos extraños llamaron mi atención. Di unos pasos para asomarme a ver la sala de estar, y al encontrar a Dani y a Gustav dándose unos muy amorosos besos en el sofá, entendí todo— Oh.

—No me obligues a ir con ellos, por favor déjame quedarme aquí —pidió, recostándose en el colchón para aumentar el dramatismo de la situación.

Puse los ojos en blanco con una sonrisa divertida y fui hasta él, sentándome a su lado.

—Lindo pijama, por cierto —halagó, enderezándose en su lugar para luego mirarme de arriba a bajo con una sonrisa.

Enrojecí en ese instante al recordar que mi bello pijama era un enterito de Stitch que me había regalado Dani hace algunos años, y que por irrelevantes motivos me seguía quedando a la perfección.

—Toda mi ropa aún está en el departamento de Jay. Esto es lo único mío que deje que Dani se quede —me defendí, señalándolo con un dedo.

Bill alzó ambas manos en señal de inocencia.

—No fue crítica, el azul te sienta de maravilla, Stitch —afirmó, haciendo que yo vuelva a poner los ojos en blanco.

Me iba a quedar bizca a ese punto.

—Por supuesto, combina con mis ojos —concordé, agarrando mi computadora de la mesita para revisar las fotos de nuevo.

—Tus ojos son marrones —frunció el ceño.

—Son azules, tan solo tienes que verlos al sol en la mañana. Son como un azul oscurito —expliqué, como hacía siempre que alguien me daba un comentario sobre el color de mis ojos.

—¿Me estás invitando a despertar junto a ti? —preguntó con una sonrisita juguetona en su rostro.

Yo lo miré mal por un momento, desviando mi mirada hacia la pantalla de la computadora.

B&BLAU © [Bill Kaulitz]Where stories live. Discover now