XVII

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-¿Arrepentirme?

-¡YO SOY LA MUERTE!

-¡No tengo ningún maldito corazón!

-O eso es lo que yo pensaba...

-Habían pasado exactamente dos días desde la muerte oficial de Narinder. Para suerte del Cordero, los materiales se habían salvado, lo malo, esque los obispos han vuelto y encima, la única persona que lo sabía, está bien muerto pero no enterrado. ¿Por qué? Ni el mismo Cordero se atreve a agarrar el cadáver que él mismo le puso fin. Tuvo que hacerlo, pero... Pensaba en que el gato imploraba para decirle algo, seguramente sería una tontería... ¿No?

- "La madera será para las cabañas, las piedras para mejorar las cabañas, pero antes debemos derrumbar lo quemado. Por cierto querido Culto, ¿cuántos han sido las víctimas de este acto vil?"

- "U-unas veinte personas..." - Decia Rose, aquella coneja rosa había sobrevivido al incendio. No sin heridas que son quemaduras.

- "Esto es... Un desastre. Bien, pongámonos manos a la obra. Por suerte todos los recursos los guardaba muy bien. Y han resistido." - Esto causaba la alegría de los adeptos, y estaban contentos de que su Líder no se haya venido abajo, también pensaban en remodelar ciertos edificios y de paso, Narinder, el adepto más problemático y rebelde, había muerto por su Líder. Esto fue del agrado de muchos.

- "Bien, primero derrumben todo, les dejaré materiales de sobra, mientras que yo iré a por más." - Los adeptos hicieron algunos ruidos de pena.

- "Lo sé... Debo marchar a una cruzada. Tranquilos, volveré lo más rápido posible."

-El Cordero se ajustó la Corona a su cabecita, y se quedó extrañado porque la Corona estaba muy callada. Pero le tomó más importancia a aquel sujeto que aparecía del reino de la muerte de Narinder. Era raro, hablaba en un lenguaje muerto hasta que por fin habló su idioma.

- "Cordero, nuevo Dios, asesino de la Antigua Fé y antiguo recipiente, ascendido a Dios. Dios reciente, al suceder al antiguo Dios de la Muerte se ha propagado su corrupción, su odio, su voluntad... Como parte de su nueva tarea como nuevo y creciente Dios de la muerte, debe dar caza y paz a los obispos de la Antigua Fé. Han quedado en un limbo, fueron ellos quienes hicieron esto a su culto, un acto de herejía e intentan restaurar algo imposible. Para ello, debe tener cuidado, se han visto corruptos y serán más violentos y resistentes. Ofréceles la paz en la muerte, o en la vida. Nos volveremos a ver, Cordero... " - Dicho eso, todas las puertas que conectaban con los diferentes dominios, fueron cerrados y solo estaba abierto la Foresta Oscura. El Cordero tragó saliva, ¿Quién era ese?

- "Entonces... ¿Ellos fueron los que hicieron eso al Culto? Lo pagarán caro... Por haberme hecho matar a Narinder..."

- "En realidad... Todo esto ha sido mi culpa." - La Corona por fin se dignó a hablar.

- "No, Corona, tú solo has sido el instrumento para matarlo, he sido yo, quien lo ha terminado."

- "Yo... Cordero, te mereces una explicación... Después de escucharlo, eres tú quien decide que harás."

- "Está bien, te escucho...."

- "Todo empezó, cuando tú y Narinder estábais de hospedaje en la secta del Señor Sozo. Aquella noche, transmití un poco de mi poder a Narinder, lo que hizo posible lo siguiente... Empecé a aparecerle en sueños, con tu apariencia, pero con una diferencia en la cara, el punto fue que... Fui intentando debilitar a Narinder, y encontrar un punto ciego para tomar control de su cuerpo y... Destruir todo.

|| Salir del INFIERNO || - Cult of the LambWhere stories live. Discover now