¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Gracias de nuevo por hacer esto por nosotros, papá".
"¡Por supuesto!" Toru sonrió brillantemente mientras ayudaba a Mirio a llevar otra bolsa hacia la puerta. "¡Estoy más que feliz de cuidar a los cachorros por ustedes dos! ¡Ustedes dos se merecen una noche para ustedes!"
Tamaki sonrió mientras caminaba hacia la puerta de su pareja, sus cachorros Ayako y Harumi en sus brazos. Ambos descansaban pacíficamente en sus brazos, y aunque su omega se sentía un poco ansioso por dejarlos, había otra parte de él que estaba emocionada, especialmente cuando se encontró con la mirada de Mirio.
Finalmente estaban saliendo por la noche.
Era la primera vez que iban a tener una noche entera para ellos en más de un año. Habían tenido algunas noches de cita aquí y allá, claro, pero una noche completa fuera era algo completamente diferente. Tamaki no había estado muy entusiasmado con la idea de dejar a sus cachorros tanto tiempo, pero cuando Mirio mencionó la posibilidad de que los dos tuvieran una linda escapada romántica, no pudo dejar pasar la oferta. Echaría absolutamente de menos a sus cachorros, pero estaba ansioso por pasar una noche a solas con su pareja.
Y con lo que había empacado en su maleta, realmente quería tener ese tiempo a solas.
"Creo que dejamos todo lo que necesitarás para ellos, además de ordenar nuestra habitación de invitados para ti". Tamaki le dijo suavemente.
Toru le sonrió. "Gracias, Tamaki. ¡Te prometo que los cuidaré bien esta noche, no tienes que preocuparte por nada!
Mirio se acercó para pararse a su lado entonces, poniendo una mano alrededor de la cintura de Tamaki y acercándolo. Su omega interior ronroneó de alegría por el toque, y sonrió al sentir la cálida sensación extenderse a través de él.
"Está bien, eso es todo". Mirio dijo felizmente. "Vamos a salir ahora. Dejé nuestra tarjeta dorada en el mostrador para que puedas pedir algo para la cena si quieres con nosotros".
Toru asintió en respuesta. Mirio se inclinó entonces, colocando un beso en la cabeza de cada una de sus hijas y haciendo que se movieran y soltaran pequeños chirridos. Tamaki los acarició a ambos antes de pasárselos con cuidado al padre de Mirio. Su corazón dolía de nuevo ante la idea de dejarlos, pero antes de que pudiera hacer algo, sintió que Mirio apretaba su cintura con más fuerza. Sentir a su compañero tan cerca lo consolaba.
"Gracias de nuevo, honestamente..." Tamaki le dijo agradecido.
"¡Oh por supuesto! ¡Me encanta ver a mis nietas!" Toru estaba sonriendo ampliamente, pareciéndose a Mirio ahora más que nunca. "¡Ustedes dos vayan a tener una buena noche! ¡Llamaré si es necesario!"
Tamaki le sonrió y siguió a Mirio hasta la puerta. Agarró la maleta que empacó, enviando otra mirada hacia sus hijas antes de seguir a su pareja afuera y al auto. Mirio abrió la puerta trasera, colocando suavemente sus maletas en el vehículo antes de sonreírle a Tamaki.
