──Você me deixa louca, Lionel. Eu me derreto toda vez que você fala comigo, sorri para mim ou quando me dedica golos. Você me faz feliz só de te ver. Eu te amo.
──¿Qué me dijiste? No te entendí nada. Decimelo en español porfa'.
𝙳𝚘𝚗𝚍𝚎 𝚎𝚕𝚕𝚊 �...
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Noviembre, 2018 Barcelona.
Carine apagó la televisión luego de haber escuchado mil críticas sobre su esposo. Estaba cansada de escuchar a la gente hablar sin saber todo lo qué hay detrás, de todo el esfuerzo, dedicación y huevos que le pone Leo al fútbol.
Lío, por su lado, se encontraba en el patio jugando con los chicos al fútbol, como usualmente hacían. Les encantaba jugar partidos entre ellos, más que nada a Mateo. A él le gusta ganar, tiene un espíritu muy competitivo y siempre que tiene la oportunidad lo jode a Leo cuando pierde partidos.
El sol se estaba escondiendo así que Carine les prendió las luces de afuera para que vieran mejor.
La rubia se dirigía hacia ellos para unirse, pero de repente escuchó el timbre sonar. No esperaba ninguna visita, así que se acercó con un poco de miedo a la puerta. Al abrirla, una cabellera roja apareció.
—¡Helena! —Carine la abrazo con todas sus fuerzas.
—Llegué un mes antes, ¿sorpresa...?
—Mejoraste mucho en español, ya te sacaste ese acento portugués que tenes.
—Más o menos, todavía pronuncio medio mal.
—Vení, pasa.
Carine agarró algunos de sus bolsos y los entró. Hace mucho que no veía a Helena en persona, por lo que habían arreglado para que se viniera a Barcelona y se quede en su casa en diciembre. Pero la pelirroja cayó un mes antes. Típico.
—¿Amor, quién es? —preguntó Leo entrando a la casa. Él también se sorprendió al verla, pero rápidamente la saludó. Ellos, eventualmente, se hicieron buenos amigos tras verse por tanto tiempo.
—¡Tía! —Thiago y Mateo corrieron a abrazar a la pelirroja. Decirle tía a Helena era un hábito para ellos, ya que ella era una sin dudas. Además de ser la madrina de Ciro, el cual, por cierto, está durmiendo en el piso de arriba.
—Hele, contame, ¿por qué viniste tan antes? Pensé que habíamos arreglado para el otro mes —preguntó la rubia, mientras los demás se fueron a la cocina a comer algo.
—Mi vida está siendo un lío total allá en Río. Viste que te conté sobre João...
—¿Eh? ¿Y ese quién es?
—Emm...¿no te dije?
—¡No!
—Es un surfer hermoso que conocí en la playa. Me derrito si doy detalles.
