──Você me deixa louca, Lionel. Eu me derreto toda vez que você fala comigo, sorri para mim ou quando me dedica golos. Você me faz feliz só de te ver. Eu te amo.
──¿Qué me dijiste? No te entendí nada. Decimelo en español porfa'.
𝙳𝚘𝚗𝚍𝚎 𝚎𝚕𝚕𝚊 �...
Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.
14 de junio, 2014 Río de Janeiro.
—¿Qué mierda hiciste, nena? Te amo, ¿pero por qué le dijiste al boludo de Pablo que me saque la cobertura del entrenamiento? —Helena le reclamó a su amiga. (Pablo es su jefe.)
—Perdón, amiga. De verdad perdóname. Pero tuve que hacerlo. No sabes lo que estoy preparando.
—Más te vale que sea algo bueno.
—Si no lo fuera entonces me quedaría sin trabajo —la pelirroja dejó que prosiga —. Voy a hacerle una nota a Messi.
—¿¡Qué!?
—Bueno...No estoy 100% segura, pero creo que se me va a dar.
—Pero...¿cuando?
—Mañana, después del partido contra Bosnia.
—¡Me alegro! Aunque no creo que lo consigas.
—¿Segura? —su amiga asintió —Bueno...entonces te apuesto 10 reales.
—Como quieras —rió. Para ella era imposible que Lionel Messi, el más aclamado por la prensa, le de una nota.
Luego de un rato charlando sobre el trabajo y cosas personales, decidieron que sería una buena idea ir al shopping a comprar ropa y a pasar un buen rato.
—Vamos en mi auto —la rubia se ofreció, a lo cual no hubo ninguna queja. Se subieron al blanco auto de Carine y esta comenzó a manejar.
¿Quién diría que su felicidad duraría tan solo unos minutos? En uno de los semáforos, el auto de atrás la chocó. Había sido apenas, pero se notaba la falta de pintura en donde la habían golpeado.
—¡No! De verdad esto no puede estar pasando. ¡Era nuevo! ¡La puta madre, loco! Siempre a mi me pasan estas cosas —tiró su cabeza hacia el volante, intentando tranquilizarse. Después, se hizo a un lado para que los demás autos puedan pasar.
—Tranqui, Carine. Capaz ni se nota —trató de ayudar Helena.
—¿¡Cómo queres que me tranquilice!? —lo que la calmó, realmente no fue su amiga, sino el golpe en la ventana del conductor de atrás. Al verlo, quedó un poco paralizada, pero sin embargo la bajó.
—Ehh...perdoname, estaba distraído —al ver la cara en shock de la rubia, supuso que no lo entendía —.Em...sorry, perdão —dijo con mala pronunciación.
—¡Yo a vos te conozco!
—¿Ah, si? Mira vos...
—¡Sí, vos sos el Kun Agüero! De la selección argentina.
—Si, soy yo. Con respecto a lo del auto, disculpame. ¿Qué puedo hacer? Te doy la plata si querés —a todo esto, Helena seguía mirando ya que no entendía ni una sola palabra de lo que hablaban estos dos.
