CAPITULO 40

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Según la secretaria personal de Max, éste todavía no aparecía en la oficina. Lo cual a Camila se le hacía extraño, pues él mismo había quedado con ella en una hora determinada.

                     

Estaba entusiasmada, la llamada de Max de hace unas horas, se había basado en comentarle sobre una nueva oferta de trabajo que él amablemente había conseguido para ella. De verdad había cambiado su actitud, y empezaba a parecerse a aquel Max que Camila conocía, antes de ser novia de Lauren. Cruzó las piernas, sentada sobre la butaca de su escritorio. Aprovechó para sacar el móvil y marcar el número de su mejor amiga.

                     

Emily contestó la llamada.

                     

- Hola nena. – le saludó ella, con la voz debilitada y casi en susurros.

                     

- ¿Qué sucede contigo?

                     

- Estoy enferma. – mintió Emily en la otra línea. Estaba acostada sobre su cama desde la última vez que había visto a Travis. Y no pretendía cambiar su estado de ánimo, no había nada que la motivara.

- Oh… ¿desde cuándo?

                     

- Ayer, eso creo.

                     

- Te visitaré, eso te animará. – se burló Camila.

                     

- No, joder, no lo hagas, parezco un maldito zombie.

                     

- ¿Tan mal estás?

                     

- Sí… pero no hablemos de eso, ¿Cómo estás tú? ¿Elisabeth? ¿Lauren?

                     

- Bien… Eli está bien. - Camila guardó silencio por unos segundos.

                     

- ¿Y Lauren?

                     

- También. Pero… Emily, tengo tanto que contarte.

                     

- ¿Qué ha pasado con ella?

                     

- Con ella nada, pero hay una mujer… es que… no lo sé, las cosas entre nosotras se han complicado mucho últimamente.

                     

- ¿Una mujer? ¿Es la misma puta con la que Lauren estuvo hace un tiempo…

                     

En ese momento, la puerta de la oficina de Camila se abrió de improvisto. Ella dio un salto en el sitio.

                     

- Tengo que colgarte, hablamos después – se disculpó Camila contra el teléfono, mientras se acomodaba en la butaca. Puso el móvil sobre su escritorio y subió la mirada, con una sonrisa a medias, que iba dedicada a Max.

TENTATION 4 CAMREN G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora