CAPITULO 19

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Narra Lauren

En los altavoces se escucha un cover de "Give love a try" con un poco más de ritmo. Camila se mueve delante de mí, siguiendo el compás lento de la música. Trae un vestido de flores hasta más arriba de las rodillas, el cabello suelto, maquillada ligeramente y unos zapatos de tacón marrón que le asientan perfectamente. Sonríe de vez en cuando y se muerde el labio en otras ocasiones. Nuestros cuerpos están juntos, ella moviéndose más que yo y rozando su piel contra la mía. Susurrando palabras en mi oído una que otra vez, y besándome casi siempre.

- Te amo. - vuelve a susurrar después de haberme devorado la boca. Sus labios están pálidos por el largo beso. Y los míos también, pero verla sonriendo de esa manera solo me hace desear besarla de nuevo. Así que lo hago, me inclino hacia sus labios y volvemos a besarnos. Mis manos recorren su espalda, de arriba hacia abajo, tocando lento y profundo. La escucho gemir suave ahí arriba. - ¿tú me amas?

Me mira a los ojos con expresión divertida. Una sonrisa se forma en la comisura de mis labios, divirtiéndome con su expresión.

- Sí, nena, lo sabes.

- ¿Y por qué estás tan seria? - arquea el labio inferior, sobando la punta de su nariz en mi cuello. Trago saliva.

- Porque no debí dejarte tomar tanto. - cierro los ojos lentamente al sentir como Camila pasa una vez más su nariz por toda la base de mi cuello. Y lo vuelve a hacer. Y una vez más. Y no se detiene. - he olvidado que no puedes ni con un chupito. - susurro, casi gimiendo.

- No estoy ebria ¿vale? - enarca una ceja y se separa de mí los centímetros suficientes como para sentir que la necesito cerca. Balancea su cuerpo lejos de mí, siguiendo la letra de la canción mientras mueve la boca. Se ve graciosa y no puedo evitar sonreír. Se ve graciosa y sexy. Graciosa, sexy y ebria. Estiro mis brazos, en una señal de querer tenerla entre mis brazos.

- Vale, lo siento. - subo los hombros, disculpándome, pero ella parece decidida a estar enfadada por unos minutos. Su reacción me pone muchísimo. Es de esas mujeres intensas que saben enojarse para llamar la atención y que buscan el momento adecuado para volver a su estado normal. - ven aquí. - me inclino hacia ella, atrapando su cintura con el brazo derecho. La atraigo hacia mí con brutalidad intencional. A veces no sé cómo rayos controlarme cuando necesito sentir su piel, y sé que ella nota mi desesperación en cada uno de mis rasgos. Nuestros cuerpos se juntan una vez más con firmeza, Camila abre los labios al sentir el impacto, está a punto de protestar... pero entonces abro la boca e intento cantar una parte de la canción. - "you might think, that I'm a fool for falling over you"
- Camila sonríe, está mirando mis labios moverse y mis ojos hacen lo mismo. Me fijo en cómo su lengua moja su labio inferior lentamente, quizá haciéndolo para provocarme, y vaya que lo ha logrado. Mi cuerpo entero se tensa. - "give love a try, one more time"

Su mano izquierda toma mi cuello y hunde sus dedos en toda mi piel, atrayendo mi rostro hacia el suyo. Volvemos a besarnos. Abro más la boca para dejar entrar su húmeda lengua y segundos después ella hace lo mismo con la mía. Y ambas se juntan. Y abajo mis manos tocan su culo suavemente, y sé que las demás parejas que están a nuestro alrededor probablemente estén en la misma base que nosotras y que probablemente ninguna de ellas esté prestándonos atención. Abro un poco los ojos para posicionar el cabello de Camila tras su espalda. Su olor me invade. Me pone. Me pone como siempre. Es un olor a coco con vainilla, mezclado con el olor del ambiente y un poco de alcohol. Mientras mis ojos están abiertos, puedo observar la escena que está realizando Travis y una chica a dos parejas de nosotros. La chica es jodidamente igual a...

- ¿Travis y Emily están saliendo? - hundo el rostro, separándome de los labios de Camila. Ella solo me mira, sonríe y vuelve a acurrucarse en mi torso. Entonces sé que las cosas solo han empeorado. Joder, esta es una lección que debo aprender ahora mismo. - No volverás a tomar. - la reprendo, pero ella parece no escucharme. Suelto un suspiro. - creo que tú y yo deberíamos irnos. - susurro contra su oído y ella asiente con la cabeza, dirigiendo su boca hacia la mía una vez más.

- ¿A dónde vas a llevarme?

- A casa de Emily.

- ¿Qué? ¿por qué? - protesta mirándome seria.

- Porque estás muy mal ¿vale?

- Eres una aguafiestas.

Sonrío.

- Tú más que nadie sabe que ese adjetivo no me queda. - muy cerca de ella, mojo mis labios con determinación y mi mano derecha toca su espalda, en el límite que da hasta su bonito culo. Me mira y aunque está ebria, no puede evitar ruborizarse ante lo que acabo de decirle, porque sabe muy bien a qué me refiero. Sus dedos suben por mi camisa y hábilmente desabrochan un botón. Nuestras miradas se cruzan. Ambas con la misma intensidad. Entonces sé lo que está a punto de hacer. Se inclina y me besa el pecho. Un beso con sonido, un beso húmedo. Mi cuerpo se tensa todavía más y mis fantasías se alteran. - Se acabó, nos vamos a casa antes de que termines de hacerme el amor en la pista de baile.

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Media noche.

La ocasión había sido estropeada. El ambiente era perfecto, el lugar era perfecto y lo tenía todo preparado para lo que iba a proponerle, pero ahora mismo... con Camila en ese estado, prefería guardarlo para otro momento en el que ella pudiera recordarlo en un cien por ciento. Con los seis sentidos en lo que ella le diría.

Lauren llevaba a Camila entre los brazos, haciéndola callar en ocasiones cuando esta levantaba demasiado la voz mientras cantaba una canción. Y en ese juego estuvieron hasta que Lauren tocó el último escalón.

- ¿Ya puedes bajarme? - le preguntó Camila, hablándole al oído, con una voz distorsionada por los efectos del alcohol. Tenía una sonrisa divertida en los labios. Una sonrisa borracha.

- ¿Puedes caminar?

- Es que ni siquiera lo he intentado.

Lauren la puso lentamente sobre el suelo y al hacerlo, ella se tambaleó por un momento. Abrió y cerró los ojos varias veces, tratando de mantener el equilibrio en cada paso que daba. De esa manera, ella intentó llegar a la habitación de invitados. Se tambaleó un par de veces más y estuvo a punto de caerse otro par más. Atrás, Lauren observaba la escena mientras reía en voz baja. Se tapaba la boca con la mano derecha, aguantando las carcajadas y disfrutando de la excelente vista que su chica le proporcionaba. Era deliciosamente sexy verla caminar descalza, borracha e indefensa. Tenía también el cabello despeinado y el maquillaje corrido, pero era preciosa. Preciosa en cada gesto que hacía, en cada risa, en cada tropezón...

- ¡Mierda! - gruñó Camila al caer al suelo. Sus manos tocaron el piso y rápidamente vio a Lauren en el suelo junto a ella también. Y esta reía. - ¿por qué te estás riendo? - le cuestionó Camila, que no podía mantener su sentido de la vista en un solo lugar.

- Es que estás muy buena, incluso borracha.

Ella soltó una carcajada sin sentido. Se puso de rodillas y besó a Lauren en los labios una vez más. Un beso pequeño. A penas pudo sentir su aliento. Pero aquello se hizo más grande cuando Camila abrió la boca un poco más, buscando con desesperación la lengua de Lauren. Entonces, hizo que Lauren abandonara su posición de rodillas contra el suelo y en cambio se sentara sobre este. Al hacerlo, Camila pasó a subirse sobre sus rodillas, mientras le comía la boca, mientras se sentaba sobre su erección y se movía lento.

- No... - gimió Lauren. Subió la mirada hacia ella, sintiéndose ahora más indefensa que nunca en su jodida vida.

Camila se veía tan dominante y preciosa en esa posición, que pasaría a dejarse llevar por lo que ella ordenara. Poco a poco, bajó la mirada hacia su entrepierna y observó sin quejarse como Camila movía su cuerpo sobre ella. Sin darse cuenta, empezaba a levantar las caderas, respondiendo a sus movimientos. Y es que nadie en su posición diría que no ante semejante propuesta. - Gatita... - gimió Lauren una vez más. - mi amor, detente...

Ella se detuvo en seco y Lauren deseó quejarse con toda su alma, pero en cambio sabía que estaba haciendo lo correcto.

- Ahora no ¿sí? quiero que lo recuerdes. - la miró a los ojos y se derritió por unos segundos al observar su rostro. Parecía una niña. Una niña con muchísimas ganas de jugar. - Malibú merece ser recordado ¿no crees?

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