Lauren bajó del escenario. De inmediato James, su asesor de muchos años, le alcanzó.
- ¿Qué ha sido todo eso? – le preguntó animado. La verdad es que toda esa presentación sorpresa le favorecía. Los ingresos que tendrían serían increíbles.
- Dijiste que no habría problema si…
Camila apareció justo al costado de James. Le miraba fijamente, sin esconder nada en aquella mirada. Quería decirle tantas cosas. James también notó la presencia de aquella mujer que había llamado la atención de todos cuando había llegado.
- Estaré adentro, gran trabajo. – le dijo James, buscando una manera inteligente de irse. Y poco después había escapado de las dos. Y poco después solo habían quedado ambas, mirándose…
Todo lo que Lauren había planeado decir, por si las cosas salían mal, se había ido de su mente en un instante en el que sus ojos se habían perdido completamente en Camila. Iba tan malditamente guapa, podía notarlo también por las miradas de casi todos los hombres tras ella. Y demonios, deseaba quejarse, pero no era el momento. Debía actuar romántica, educada… tal y como ella quería en ese momento.
- ¿Te ha gustado? – le preguntó Lauren, con una sonrisa ilusionada en los labios. Sin embargo, su interior rogó mil veces porque miraba fijamente la boca de Camila, húmeda se veía terriblemente irresistible. Cuanto había deseado besársela desde ayer.
Camila asintió ante su pregunta.
- Era una sorpresa… - se quedó callada al ver las manos de Camila estirarlas hacia ella. Se quedó algunos segundos observándolas, hasta que las tomo, todavía sin entender, y ella la arrastró poco a poco, sin que nadie más pudiera verlas, hasta la puerta del baño de mujeres del club. Lauren negó con la cabeza y sonrió al mismo tiempo, cuando pudo notar lo que Camila trataba de transmitirle. Además, tenía esa sonrisa sensual en los labios que solo le inducía a pensar cosas nada sanas. Esa mujer nunca dejaría de sorprenderla. Se dejó llevar por ella, sin importar que en ese momento alguna persona las haya visto ya. Dejó que Camila abriera la puerta del baño y la hiciera entrar junto a ella. - ¿ahora tú vas a sorprenderme? - Camila cerró la puerta del baño y rápidamente aplastó ambas manos sobre el pecho de Lauren, pegándola a la pared. Esta se sostuvo de las caderas de ella y sus ojos se vieron inquietados por observar el escote que su chica traía, además también de acariciar sus piernas por debajo de la falda tubo.
- También te amo. - le dijo Camila mientras subía y bajaba sus manos por el cuello de ella. Lauren tragó saliva. Su cuerpo empezó a tensarse muchísimo. Tenerla tan cerca era un maldito pecado. – Por favor perdó…
- Hey, tú no tienes por qué disculparte conmigo. He sido yo quién ha cometido un error. – le dijo concentrándose en sus ojos. – Y no volverá a suceder nunca más. – prometió. Sus manos volvieron a hundirse entre las piernas de Camila. Sintió como ella pegaba su cuerpo al suyo, rozando sus senos redondos sobre Lauren – todas las parejas tienen problemas. – Lauren alzó los hombros. Con la mano izquierda acarició suavemente el mentón de Camila, rozando sus dedos con delicadeza. La hizo mirarla, y fue uno de esos momentos sublimes que ellas solían tener. Joder, amaba tanto las reconciliaciones. – Te cantaría todas las canciones que me pidieses, te lo juro. Pero no volvamos a discutir así de nuevo. – Lauren miró a la boca de Camila, deteniéndose en las partes que más deseaba probar. Estaba aguantando demasiado. – Creo que… - Lauren se aclaró la garganta. Tuvo que hundir la mirada en el piso para que las palabras pudieran salir de su boca. Maldita timidez, nunca la perdería cuando se trataba de confesarle algo a su chica. – Creo que no hay una persona en el mundo que te necesite más que yo. – susurró con la mirada en el suelo y presionando fuerte el puño izquierdo. – He pensado toda la maldita mañana en una manera inteligente de hacer que me perdones y espero… espero haberlo logrado, porque puedo hacerlo una vez más sino funcionó.
