CAPITULO 11

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Su cuerpo está helado. Puede escuchar cada ruido proveniente del exterior. Y se alarma al sentir que ya nada tiene solución. Que todo está perdido. Pero necesita salir de ahí cuanto antes. Necesita seguir luchando. Ha pasado por tanto y las cosas simplemente no pueden acabar así. Así que intenta salir. Pero más disparos se escuchan en todo el edificio. La niña llora con fuerza, atemorizada por el ruido ensordecedor de las balas en medio del infierno. En medio de la última batalla. Así que decide quedarse en la misma habitación, todavía agonizante. Sin saber qué hacer. Sin alguna salida. Todo... está completamente perdido...

Entonces despertó.

Sus ojos se abrieron de par en par, con fuerza. Sin siquiera permitirle tiempo para adaptarse a la oscuridad de la habitación. Su cuerpo estaba inclinado y el susto de aquella pesadilla le había hecho sentarse sobre la cama. Su cabello estaba alborotado. Su respiración agitada y su corazón saliéndose. Estiró una mano hacia la derecha y encendió la luz de la lámpara, puesta en la mesita de noche.

Y observó todo a su alrededor. Todo tan tranquilo. Sin ningún ruido, más que el de su respiración asustada y los insectos fuera del departamento, posados en algún árbol. Las sábanas estaban en el suelo. Y ella estaba desnuda. Y joder. Maldito frío. Se sobó los brazos, dándose calor, pasando a gatear sobre la cama hasta llegar al borde de esta, estirar el brazo y recoger las sábanas.

- Hey, ¿estás bien?

La voz ronca de Lauren en plena madrugada, hizo que Camila diera un saltito encima de la cama. Se volteó a mirarla y su corazón se derritió al sentirla cerca una vez más. Tenía un aspecto gracioso. Despeinada, ligeramente desorientada, con los ojos alineados y con el aspecto de una niña pequeña. Y era tan diferente a como hace un año las cosas habían estado. Y todo era tan diferente ahora.

- Sí. - susurró Camila. Gateó sobre la cama, esta vez con las sábanas enredadas en su cuerpo desnudo. - una pesadilla, nada más.

- ¿Otra vez? - Lauren enarcó una ceja. Sobándose los ojos, se sentó sobre la cama y encendió también la lámpara de su mesita de noche. - ¿Quieres contarme?

- No. - Camila alzó los hombros. - ha sido lo de siempre. Pero estoy bien. - sonrió, somnolienta. De pronto el cansancio había vuelto a su cuerpo en pocos segundos. Hacer el amor con ella tenía siempre las mismas consecuencias.

Camila llegó a su lugar en la cama y estiró el brazo para apagar la lámpara de su costado. A oscuras, volvió a acostarse.

- No me gusta. - susurró Lauren. Su voz ronca era el único sonido en toda la habitación. A comparación de cómo había estado el ambiente hace unas horas... - joder, pensé que había hecho un buen trabajo.

- ¡No es tu culpa! Sabes que desde ese día no he dejado de tener pesadillas.

- Pero intenté relajarte unas horas antes...

Camila soltó una risita. Se mordió un labio y se arrastró por la cama hasta llegar a su lado. Abrió las piernas y se sentó sobre ellq, que la miraba desde abajo, tragando saliva y posicionando ambas manos sobre las caderas de Camila.

Exactamente un año después, las cosas entre ellos seguían intactas. Y era jodidamente grandioso. Y era fenomenal. Porque hacer el amor entre ellas nunca sería algo de lo que tuvieran suficiente. Y a pesar del tiempo, siempre querrían más y más. Y mucho más. Y a pesar de los días, de las peleas, de los celos, de las salidas de control, de las lágrimas... siempre serían esa par de idiotas que se morían la una por la otra. Haber superado tantas cosas las había llevado a esa conclusión y ahora más que nunca el tiempo no pasaba en ellas.

- ¿Ha sido un buen orgasmo?

- Podrías ser un poco más romántica ¿sabes?

- Ha sido una pregunta directa, nena.

- Vamos, inténtalo.

- No sé cómo se hace.

- Lo sabes. - Camila se inclinó hacia adelante, dándole un beso pequeño a Lauren en los labios. Al mismo tiempo, también posó sus pequeñas manos sobre el pecho de su novia. Rozando sus nuevos tatuajes y los latidos de su corazón. Cuando intentó zafarse, Lauren le apretó la espalda para que no pudiera despegarse de ella.

- ¿Quieres que lo intente? - le preguntó mientras mordía su labio inferior. - ¿Mnh?

Camila solo gimió en respuesta.

- Vale... A ver, como puedo preguntarte esto sin que suene tan poco romántico...Uhmn... ¿Ha sido un buen polvo? ¿Te ha gustado como te la he metido o puedo...

- ¡Lauren! - la golpeó en el pecho, separándosele. Pero sabía que sus golpes jamás serían lo suficientemente fuertes para ella, así que solo rió.

- ¡Shhh! - volvió a besarla en la boca, esta vez con más intensidad. - vas a despertar a Eli. - le dijo en sus segundos de seriedad, pero pronto optó por volver a ser divertida con ella. - Y te voy a castigar.

- Por mí está bien. - Camila sonrió mostrando los dientes.

- Claro, y yo hago todo el trabajo.

- Lauren, yo también hago el trabajo.

Lauren enarcó una ceja.

Era tan extraño que ambas se encontraran hablando sobre sexo en medio de la madrugada... pero no podía esperarse menos de ambas. Con el paso del tiempo habían perdido la vergüenza entre ellas.

Especialmente Camila, y sentía que ahora podía hablar de cualquier tema con ella. Porque era su novia. Su mujer. De nadie más.

- ¿Por qué no haces el trabajo ahora? - le preguntó Lauren. Su voz ronca delató sus intenciones. Y ella se rio bajito. Sintiendo como su piel se erizaba bajo el tacto de Laurne en sus piernas. Que subía hasta llegar a sus muslos, desapareciendo las sábanas. Desapareciéndolas completamente de entre sus piernas.

- Lauren... - Camila negó con la cabeza antes de poder decir algo. Debía negarse. Tenía que negarse. Pero dentro de ella todo su cuerpo le ordenaba que solo se dejara llevar un tiempo más. - mañana...

- Sí, ya sé, tenemos cosas que hacer, pero quiero... quiero esto una vez más. - le rogó. El verde de su mirada se volvió intenso. Oscuro. Y miraron los ojos de Camila con toda la lujuria posible. El sueño había desaparecido de su cuerpo desde que había sentido a Camila sentarse sobre sus piernas. Sobre su miembro, que no tardó mucho en empalmarse al sentir los movimientos de su chica sobre el.

Ella se movió de nuevo.

- Hacemos el amor casi todas las noches...

- ¿Eso está mal? - Lauren se aproximó a besarle el cuello. Pero pronto fue su lengua la que fue a extenderse por toda la piel de Camila.

- Y no nos protege...

- Tú y yo nunca hemos usado protección. - Lauren se detuvo y la miró a los ojos. Algo en su rostro delataba otro tipo de sentimientos. Pero no pudo sacar mucho en ella. Solo estaba mordiéndose un labio y subía y bajaba sus dedos sobre su pecho. - ¿hay algo que este mal?

- Las parejas normales usan protección.

- Tú y yo no somos normales.

Camila puso los ojos en blanco. Ese era un buen punto.

- No es eso... es que...

- ¿Tus pesadillas tienen que ver sobre... la protección?

- ¡No! - Camila no pudo evitar reírse. - te he contado sobre qué es y la verdad es que en este momento no me apetece volver a tomar el tema. - al terminar sus palabras, un frío invadió su corazón.

Tenía ese tipo de pesadillas por lo menos una vez al mes. Y era casi siempre lo mismo. La misma escena. La misma situación. Ella y Elisabeth en el edificio Tentation. Encerradas y sin ninguna esperanza. Todavía estaba intentando descifrar de que podía tratarse con exactitud, y aunque lo había intentado muchas veces, sabía que lo único que podía hacer era superarlo.

Tentation no estaba más. No había nada que la atormentara más. Ni a ella. Ni a Lauren. Ni a nadie. Era tan solo pequeños traumas que había adquirido con el tiempo y que confiaba, se irían con el paso del mismo.

- Te he dicho lo que pienso sobre ello.

- Pero no puedo evitar tener pesadillas.- Camila levantó los hombros.

TENTATION 4 CAMREN G!PWhere stories live. Discover now