Capítulo 1

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La vida como hijo del rey del inframundo se podía resumir en una sencilla palabra: tranquilidad. Sí, algo contradictorio e inesperado, pero era exactamente lo que sentía Hyunjin viviendo en el abismo de su hogar, donde se alejaba de la falsedad de aquel supuesto paraíso de dioses.

El inframundo no era cálido, no habían llamas salvajes consumiendo todo por doquier, al contrario, era frialdad; un ambiente tan pesado y gélido, capaz de congelar hasta la más mínima parte de un ser, claro, sólo si eras un simple mortal, que no era el caso de Hyunjin.

—Es hora de que pases unos días en el Olimpo. —la voz tan exigente de su madre, logró que el pelirrojo volteara enseguida para observarla.

Y ahí se encontraba Perséfone, su hermosa madre.

—¿Qué?

—Ya no puedes seguir evitando ese lugar. —la mujer de cabello rojo, tan largo que pasaba su cintura, se acercó a él, conectando con los profundos ojos azules de su hijo, los que había heredado de su padre.

—¿Evitando? —repitió Hyunjin con un palpable tono de indignación. —¡Zeus los desterró!

—¡Pero a ti no! —exclamó Perséfone, airada. —Zeus quiere vernos hoy en el palacio.

—No me digas. —soltando una odiosa risa, Hyunjin cayó sentado en una piedra. —¿Y han aceptado asistir a la casa de ese viejo malhumorado?

—No hables así. —masculló la mujer, aunque por dentro batallaba por no reír.

—¿Qué es todo este escándalo a tempranas horas? —un hombre de cabello negro y largo, que llegaba hasta su cadera, se acercó a ambos, con una pizca de diversión reflejada en su rostro.

Sí, el mismísimo rey del inframundo: Hades.

—Ya enloqueció tu esposa. —burló Hyunjin, poniéndose de pie.

—Eso no es una novedad. —agregó el hombre de rostro perfilado y piel tan blanca como la nieve.

—Le he comentado de la invitación que nos ha hecho tu hermano. —Perséfone tomó asiento, con una mirada seria clavada en Hades, quien tenía toda su atención puesta en Hyunjin, su adoración.

—No me decepciones, padre, dime que te has negado a pisar el Olimpo. —continuó el menor, con furia en sus ojos.

—Bueno, no me presionen. —respondió Hades, con las manos al aire. —Por un lado tu madre me mira como a una presa y por el otro lado estas tú, tratando de intimidarme con esos ojos. —acomodando los mechones largos que tapaban parte de su cara, el hombre sonrió con malicia. —Acepté ir.

—¿Por qué? —preguntó nuevamente Hyunjin, con una voz baja. Se mostraba cansado con el tema.

—Todos empiezan a trabajar en sus poderes. —añadió Perséfone. —Y también a comprometerse.

—Olvídalo. —el menor buscó irse pero su cuerpo se detuvo de inmediato. Incapaz de mover un solo dedo, clavó sus ojos en su padre, el causante de que se encontrara paralizado.

Acercándose a él, Hades conectó con la mirada de su hijo, maravillado con la similitud de sus rostros, casi parecían hermanos, sólo que Hyunjin había sacado el intenso rojo de Perséfone en su cabello.

—Te necesito en el Olimpo. —susurró cerca de él. —¿Ahora entiendes?

Recuperando de nuevo el control de su cuerpo, Hyunjin alzó la vista a su padre, entendiendo perfectamente que algo se traía en manos.

—¿Me necesitas casado también?

—Oh, no, eso no. —rió el hombre pero su sonrisa fue borrada por Perséfone, que lo fulminaba con la mirada. —Pero tu madre sí. —añadió, aclarando su garganta.

Luna del inframundo | Hyunlix Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon