Capítulo 15

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De pronto, llegó la lluvia; tan inoportuna y a la vez, tan conveniente. Aquel único sonido de las gotas chocando con las hojas, aterrizando en el pasto, humedeciendo la tierra y encubriendo las lágrimas en el rostro de Perséfone. La pelirroja no podía moverse, sentía que sus piernas eran atadas con dureza por despiadadas ramas. Sus labios temblaban, y aunque el frío de la noche era insoportable, sabía que no se debía a eso, sino a la decepción que ahogaba en su interior.

—Hades. —dijo en un susurro, tan roto y decaído— ¿Puedes repetir lo que has dicho? —pidió con suavidad, aun cuando deseaba gritar.

El pelinegro levantó la defectuosa valentía que guardaba y observó a su esposa. No existía nada en el mundo que le ocasionara más dolor que ver la aflicción en esos ojos.

—Amor...

—Hades. —lo interrumpió ella, con voz fuerte— Repite lo que has dicho.

Hades tragó grueso ante la frialdad de la menor y cerrando sus fríos labios, observó a su hijo, que permanecía rígido a pocos metros de ellos, mirando con dolor a su madre.

—Él debe quedarse. —agregó Perséfone, imaginando lo que pasaba por la mente de su esposo al ver a Hyunjin— Merece escuchar la verdad.

—Madre... —intervino Hyunjin— Creo que esto es entre ustedes dos.

—No. —contestó con firmeza— A ti también te mintió.

El menor supo enseguida que debía callar, y aunque deseaba escapar de las tétricas miradas que sus padres se ofrecían mutuamente, las ganas de escuchar una buena explicación por parte de Hades eran más grandes.

—No lo sometas a esta incomodidad. —dijo el pelinegro, sin ningún rastro de expresión en su rostro.

—Lo someto a la verdad. —repuso Perséfone— Lo contrario a tus hechos, ya que nos sometiste a la mentira por tantos años.

—Detente. —Hades cerró los ojos, buscando tiempo para responder. Las gotas que caían en su rostro eran igual de gélidas que la mirada de su esposa, pero más gentiles— Deméter es tu madre. —dijo al fin, cayendo en la triste realidad de que había llegado el día que tanto temía— Es cierto, te mentí. —continuó y abriendo sus ojos, clavó una vacía mirada en ella.

La sorpresa en el rostro de Perséfone era de esperarse. La pelirroja había quedado en silencio, con los ojos abiertos de par en par.

—Fue violada por... —callando un momento, Hades llenó sus pulmones de aire y su mente de fuerza— Fue violada por Zeus. —continuó con voz quebrada.

De nuevo los labios de la pelirroja iban sellados por una sombría línea que no mostraba indicios de nada. Hyunjin por su lado, bajó la cabeza, viendo como la lluvia creaba charcos en el pasto.

—Zeus es tu hermano... —suspiró Perséfone, perdiendo el aliento— Tú... Tú secuestraste a tu sobrina, me secuestraste a mi.

—Te salvé. —corrigió Hades, dando un paso hacia ella pero la pelirroja retrocedió.

El temor que trasmitía la mirada de su esposa, empezaba a romper en pedazos el pecho de Hades.

—¿Me salvaste? —resopló Perséfone— ¿Y ahora debo creerte?

—Nunca te obligué a creerme.

—Pero sí me obligaste a amarte. —replicó la menor, lo que de inmediato hizo callar al pelinegro, donde solo se escuchó el estruendo de los furiosos truenos que alumbraban el cielo.

Todo empezaba a doler más de lo que alguna vez imaginó.

—No se cumplió ni una semana cuando abrí las puertas de la fortaleza para dejarte libre. —dijo Hades, omitiendo el dolor que aquello había ocasionado en él— Tú regresaste a las horas, diciendo que era conmigo que deseabas estar...

Luna del inframundo | Hyunlix Where stories live. Discover now