Este mundo es demasiado cruel.
Wei WuXian sufrió de una injusticia y un agravio que ocasionó que todas las Sectas se levantaran en armas contra él.
Quien diría que el Omega más Hermoso de la Historia y un Héroe de la Guerra terminaría en tal estado...
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El Portal al Inframundo fue abierto dándoles la entrada a sus Regentes, pero inesperadamente esta vez el Inframundo se había agitado más de lo normal. Ambos Hermanos pensaron que era por que Wei Ying estaba furioso de que haya entrado Jin GuangShan, quien por cierto, se estaba ahogando con el aire sumamente tóxico que había en el Inframundo.
Ambos llegaron a la Ciudad Fantasma y entraron a la Mansión Paraíso, donde cientos de Fantasmas y Demonios gritaban que les dieran a Jin GuangShan para vengar a su Príncipe, pero Hua Cheng y Luo BingHe dijeron que tuvieran paciencia, eso pronto sería.
—¡MI SEÑOR, DÉJEME HACER JUSTICIA POR NUESTRO PRÍNCIPE!
—NUESTRO PRÍNCIPE MERECE SER VENGADO.
—¡MATENLO!
—Pronto— Solo eso fue lo que dijo Hua Cheng para que los demás se quedarán callados e inquietos.
Al ingresar en la Mansión Paraíso, se encontraban Xie Lian y Shen QingQiu en espera de sus Esposos.
—BingHe— Shen QingQiu fue el primero en acercarse y hablar.
Luo BingHe al ver a su Esposo se tranquilizo, y arrojo a Jin GuangShan al suelo frente a ellos.
—San Lang, ¿qué es esto?— Xie Lian se preguntaba por qué el Líder de la Secta Jin estaba en el Inframundo.
—Su Alteza, Shizun— Luo BingHe hablo para capturar la atención de los 2. —Este maldito fue el que planeo que A-Ying le pusiera fin a la vida de Jiang YanLi.
—Esta persona es el responsable de que A-Xian este como esta— Esta vez fue Hua Cheng quien hablo.
Jin GuangShan estaba quedándose sin aliento, pero por alguna razón sentía una presencia tan poderosa como la de su Maestro en ese lugar. Al levantar la mirada quedó maravillado con el dueño de aquella presencia, era un Omega sumamente Hermoso, hasta casi igual o más que Wei WuXian.
Por su parte Xie Lian y Shen QingQiu se sintieron molestos y asqueados por Jin GuangShan, esas miradas que les daba, si seguía así lo matarían.
—No dejaré que mueras tan fácilmente— Luo BingHe le dio un poco de aliento Demoníaco para que pudiera sobrevivir.
—Si sigues mirando así a mi Esposo te juro que te mataré en este mismo momento— Hua Cheng advirtió molesto al ver como esta escoria miraba a su Gege.
Jin GuangShan al escuchar eso se arrodilló y un par de lágrimas salieron de sus ojos mientras trataba de tocar las Túnicas de Hua Cheng.
—Perdónenme por favor, no me maten— Jin GuangShan aún no comprendía por qué su Maestro no lo ayudaba, si era él quien era el verdadero responsable.
—Llevaremos a este maldito a la prisión de la Mansión, volveremos enseguida— Luo BingHe levantó a Jin GuangShan del cuello.
Ambos Omegas asintieron y esperaron por sus Esposos.
