Este mundo es demasiado cruel.
Wei WuXian sufrió de una injusticia y un agravio que ocasionó que todas las Sectas se levantaran en armas contra él.
Quien diría que el Omega más Hermoso de la Historia y un Héroe de la Guerra terminaría en tal estado...
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En la Reino Fantasma, ambos Reyes se encontraban sentados en sus Tronos que tenían en ese lugar y escuchando lo que su informante les estaba diciendo. Hua Cheng y Luo BingHe habían mandado hacer 3 Tronos para sus Reinos, de los cuales cada uno pertenecía a uno de ellos. Hua Cheng se mantenía escuchando atentamente a aquel Fantasma, mientras que Luo BingHe mantenía la mirada baja y limpiaba su Espada.
Habían pasado 2 días desde que BaoShan SanRen estaba en el Reino Fantasma, se había mantenido al lado de Wei Ying, suministrandole energía y algunas medicinas. Lan WangJi también no se había despegado de su lado, al igual que ambos Hermanos Wen. Mu QingFang había vuelto al Picó y dijo que regresaría en 2 días para ver si necesitaban ayuda.
Hua Cheng se sentía algo decaído con todo esto que estaba pasando. Su Hermano Menor había perdido casi su Alma entera y lo único que quedaba de ella, era la que mantenía al pequeño en su vientre. Tras escuchar lo que su informante le estaba diciendo, soltó un suspiro y levantó la mano, indicándole al Fantasma que se detuviera.
—Entonces, ¿los Líderes de las Sectas tienen planeada una reunión mañana?— Hua Cheng levantó la vista y miro al Fantasma.
—Así es ChengZu... escuche que dicha reunión se llevara a cabo en la Secta LanLing Jin— El pequeño Fantasma tembló un poco al escuchar el tono que su Rey tenía, sin duda estaba molesto.
—Ya veo, puedes retirarte— Ordenó Hua Cheng.
—De acuerdo mi Rey— Dijo el pequeño Fantasma mientras se ponía de pie. —Entonces, me despido de ambos Reyes y Regentes del Inframundo— Tras decir eso, aquel Fantasma salió de la Mansión Paraíso.
Hua Cheng se giro para mirar a Luo BingHe.
—Da-Ge lo ha escuchado— Pregunto Hua Cheng viendo como Luo BingHe seguía limpiando su espada.
—Si— Fue la única respuesta que Luo BingHe le dio. —Esos malditos Cultivadores siguen tratando de hacerle daño a A-Ying, no se los perdonaré— Frunció fuertemente el ceño y miro la hoja de su espada.
—Entonces, ¿iremos mañana a LanLing?
—Creo que la pregunta ofende un poco— Luo BingHe se giro para ver a su Hermano Menor. —Debemos hacerlo.
Hua Cheng soltó un bufido y después miro hacia enfrente.
—Entonces mañana será— Fueron las únicas palabras que salieron del Rey Fantasma.
Luo BingHe asintió y después siguió mirando el filo de su espada. Verdaderamente quería contarles las cabezas a todos, pero si todos morían en ese momento, sería como si les perdonara la vida.
Ambos mantuvieron su vista baja, hasta que escucharon una voz llamándolos.
—Majestades.
Ambos Reyes levantaron la vista y miraron a la Diosa BaoShan SanRen en la puerta del Gran Salón.
