35. Su disculpa y la mía

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SU DISCULPA Y LA MÍA

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SU DISCULPA Y LA MÍA

En cuanto Nox sale por la puerta, me permito derrumbarme.

Me arrastro por la pared hasta sentarme en el suelo. Apoyo la cabeza en las rodillas y empiezo a llorar. No puedo hacer otra cosa.

«No cuando he visto en los ojos de Nox el momento justo en que yo le rompía el corazón.»

Estúpida, estúpida, estúpida.

Me llevo las manos a la cabeza y grito. No sé qué otra cosa hacer.

Grito de nuevo. No me importa que alguien me escuche, no ahora que Nox se ha ido y a lo mejor no vuelve conmigo.

«Esta pelea no va a separarme de ti, estrellita. Si necesitas algo, llámame.»

Niego con la cabeza. No necesito algo, lo necesito a él. Pero no voy a llamarlo tan pronto. Él también me ha hecho daño.

Le dije que no lo hiciera, que no se peleara con Blake. Y lo ha hecho igual.

Pero eso no es lo peor.

Le dije que en cuanto pudiera, cuando estuviera preparada, se lo contaría todo. No ha esperado a que se lo cuente, se ha adelantado, no ha tenido escrúpulos y lo ha leído él mismo.

Vuelvo a gritar. Otra vez más.

Estoy a punto de gritar de nuevo cuando entra Verónica por la puerta, y corre hasta mí deslizando las rodillas por el suelo. Cuando está frente a mí me coge por las mejillas.

―Lea, Lea, ya estoy aquí.

Me acerca a ella para abrazarme, y yo la envuelvo con mis brazos de inmediato.

―No sé ni cómo me siento...

―Vale, vale... No te preocupes, lo vamos a solucionar, ¿entendido?

Asiento contra su cuello y ella me ayuda a ponerme en pie para movernos al sofá. Verónica coge las cartas y las deja todas sobre la mesa, con el cuidado de saber que está manipulando algo de gran valor. Nos sentamos y apoyo la cabeza en su hombro.

―¿Quieres hablar de... todo?

―Estas... estas cartas las he escrito durante los últimos... ¿cinco años? Más o menos. Son cartas a mi madre, porque nunca he sido capaz de hablar con ella... Me siento como si solo Leo fuera su hijo. Ya sabes..., en ellas le cuento todo lo que pasé con Blake, lo bueno y lo malo ―aclaro, cogiendo una carta cualquiera de la mesa. Empiezo a ojearla, mientras sigo hablando―. Cuando Blake rompió conmigo, dejé de escribir. Pero sí las he releído de vez en cuando, debo ser subnormal de verdad, porque no es que haya muchas cartas buenas. De alguna forma es mi catarsis.

Suelto una risa sin gracia alguna y dejo de hablar. Verónica me acerca más a ella y suspira.

―Nox las ha leído sin tu permiso, ¿verdad?

Cuando la luna encuentre su lugar. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora