16. No es como él

7 4 0
                                    

NO ES COMO ÉL

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

NO ES COMO ÉL

Me quedo mirándola fijamente, mientras ella se limpia los rastros de lágrimas de los ojos y vuelve a sonarse la nariz.

—Sabes que yo no he hecho nada, ¿verdad? Ha querido él.

—Pero ha querido contigo.

Abro y cierro la boca un par de veces, boqueando como un pez. No sé qué decir, tiene razón. Sigo sin decir nada, porque siento que nada va a hacer que se sienta mejor ahora mismo.

Me siento culpable. Anque lo que ha pasado no estuviera en mi mano. Su mejor amigo ha elegido a una desconocida antes que a ella para hablar de nuevo. Resulta que ser esa desconocida no es nada fácil.

Bajo la cabeza y me abrazo los codos.

—Lo siento —susurro, algo cohibida—. No me digas que no es culpa mía o algo así, detesto esas cosas. Lo siento porque no me gusta verte así. Porque resulta que Nox es algo más capullo de lo que yo pensaba.

Vuelvo a levantar la cabeza cuando escucho una carcajada suya. Se está desternillando, aunque yo no pretendía tanto. Empieza a patalear de la risa, y me la contagia a mí. Nos empezamos a reír juntas, sin una razón real. Ella se limpia una lágrima rebelde antes de hablar:

—Sí que es un poco capullo cuando quiere. —Me sonríe y se pone en pie. Parece que no va a decir nada más cuando se dirige a la puerta, y yo tampoco tengo intención de hablar; pero se gira hacia mí cuando tiene el pomo en la mano—. Creo que eres la mejor amiga que tengo, y te acabo de conocer. No quiero ni imaginarme cómo estaremos dentro de unos años.

Ni siquiera soy capaz de sonreírle antes de que se meta en su casa. La palabra «años» me ha impactado. Ella espera seguir en contacto mucho más tiempo del que yo he sido capaz de imaginar siquiera. Apenas tengo planeado lo que haré mañana como para saber dónde estaré dentro de unos años.

« ̶E̶n̶ ̶S̶u̶i̶z̶a̶.̶ ̶D̶o̶n̶d̶e̶ ̶v̶a̶n̶ ̶a̶ ̶c̶o̶n̶s̶e̶g̶u̶i̶r̶ ̶m̶i̶s̶ ̶p̶a̶d̶r̶e̶s̶ ̶q̶u̶e̶ ̶m̶e̶ ̶q̶u̶e̶d̶e̶.»

Cuando me pongo en pie tengo ganas de llorar. No quiero pensar en eso ahora. Me he permitido olvidar mi vida durante dos meses, no voy a empezar a pensar en todo lo que vendrá después de salir de aquí.

Camino sin rumbo por las callejuelas de Villa Verónica cuando escucho que alguien me llama:

—¡Ey, Lea!

Me giro hacia Carla, que está cerca de su casa y pasea a sus gatos. Me acerco a ella.

—¡Hola! ¿Qué tal y quiénes son estas dos cositas tan monas?

Los dos gatos se revuelcan en la tierra y la hierba que hay delante de las casas. Carla y yo los miramos con sonrisas embobadas en la cara. Me agacho y empiezo a acariciar a uno de ellos.

Cuando la luna encuentre su lugar. [✓]Where stories live. Discover now