9. Dibujando constelaciones... y muchos Patos

12 5 0
                                    

DIBUJANDO CONSTELACIONES

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

DIBUJANDO CONSTELACIONES... Y MUCHOS PATOS

Lo miro con el ceño fruncido.

—¿Ahora? —No me esperaba que dijera eso.

Sacude la cabeza y se pasa una mano por el pelo. Suspira y me vuelve a mirar a los ojos.

—No da tiempo. —No digo nada; siento que tiene que pensar—. Pero tengo que llevarte. En cuanto pueda.

—Tengo toda la agenda libre, estoy a tu entera disposición.

Asiente con una pequeña sonrisa antes de alejarse hacia el edificio de recepción. Yo me quedo unos segundos más ahí sentada. No me apetece volver y ver a Leo en casa, pero sí que tengo hambre. Hago de tripas corazón y me pongo en pie. Vuelvo a mi casa y al entrar por la puerta me encuentro una escena parecida a la que he dejado cuando me he ido. Leo está en el sofá, con el móvil y los cascos, y sólo se detiene un momento para alzar la mirada y comprobar que soy yo la que ha entrado.

Me acerco a la cocina y cojo un plato y un vaso. Saco de la nevera dos zanahorias y un tomate. Cojo algo de queso antes de dirigirme al porche. Miro de reojo a Leo al pasar a su lado.

—Podrías salir un rato. No es sano pasarse todo el día en casa.

Se encoge de hombros.

—Hasta ahora no me ha ido tan mal.

Suspiro y salgo por la puerta. Me siento en el porche a cenar y veo a las familias pasar, padres con hijos revoltosos que corretean por todas partes. Me habría gustado venir aquí de niña, lo habría pasado bien.

«Igual que ahora.»

Termino de cenar y entro en casa a lavar el plato y el vaso. Leo vuelve a mirarme raro. Ni siquiera le devuelvo la mirada antes de meterme en el baño a darme una ducha. Salgo del baño con el pelo aún húmedo, no me da tiempo a secármelo si quiero llegar al juego de esta noche.

Salgo por la puerta y me cruzo con Andoni y Claudia, que también van a la pista. Bajamos hablando y llegamos a la zona de mesas que han puesto para la actividad de hoy. Angélica se acerca a nosotros con una sonrisa.

—Hola. Si me decís cuántos sois ponemos dos mesas juntas para que os sentéis todos.

Hemos puesto dos mesas con diez sillas, muy pegadas para que cupieran todas. El resto ha ido llegando poco a poco.

Nos han repartido cartones y fichas para jugar al bingo. Todos están emocionados por saber el premio. Verónica está sentada a mi lado, y al otro tengo a Rodrigo. O al menos lo tenía, porque justo antes de empezar alguien ha puesto su silla entre nosotros. Nox se ha sentado a mi lado y me ha mirado con su sonrisa torcida. Le he sonreído y he vuelto la vista hacia Lolo, que se ha sentado frente a todos.

—Bienvenidos a todos a una nueva noche de bingo. —Toda nuestra mesa aplaude mientras el resto sigue en silencio. Lolo se ríe antes de continuar—. Antes de empezar voy a comentaros los premios. Hay dos tipos de cartones. Los de color son los de mayores de dieciséis, que ganará una excelente consumición del bar, desde un mojito hasta un batido de chocolate. Los cartones en blanco y negro son los de los niños, cuyo premio será una magnífica y estupenda sorpresa, de nuestra estupenda y magnífica caja de sorpresas.

Cuando la luna encuentre su lugar. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora