Cuando la luna encuentre su lugar. [✓]

13. Fue con él bajo la lluvia

FUE CON ÉL BAJO LA LLUVIA

Me doy la vuelta cuando escucho que cierra la puerta del coche. Suspiro aliviada: por un momento pensaba que no iba a venir.

Se acerca a mí con decisión. Mi corazón empieza a latir desbocado y se me corta la respiración. Llega hasta mí y se detiene tan cerca que nuestros pechos chocan y nuestros alientos son uno solo. Me acuna la mejilla con una mano mientras la otra la reposa en mi cintura. Yo llevo mis manos a sus brazos, y las subo lentamente a su nuca. Sonrío ligeramente cuando se estremece bajo mi tacto. Pasa el pulgar por mi labio inferior y lo mira con sus enormes pupilas antes de volver a los míos. Eleva una de sus comisuras, en una sonrisa torcida.

—¿Conque un beso bajo la lluvia, eh?

—Es romántico. —Su sonrisa crece algo más con mi respuesta.

—Ya.

—Sí.

—¿Te van esas cosas? —pregunta, bajando el volumen de voz.

—Gran parte de mi vida se ha basado en la lectura, así que sí. ¿A ti?

—Creo que sí, porque ahora quiero darte ese beso bajo la lluvia.

No me deja responder, porque envuelve su boca con la mía. Por un momento no sé ni lo que tengo que hacer. Estoy tan aturdida por estar besándolo que durante los primeros segundos no hago nada. Y después de esos segundos, me doy cuenta de lo que está pasando.

Enredo los dedos de una mano en su pelo mientras que con la otra le acuno la mejilla. Sigo el movimiento de sus labios a la vez que dentro de mí las mariposas se han convertido en águilas. Águilas libres.

Me pego más a él y me rodea la cintura con los brazos. No dejamos de besarnos, y siento la sonrisa que esboza cuando profundizo el beso.

Me gusta. Me gusta de verdad. No sé si por su manera de ser, callada a ratos y diciendo las palabras justas. Tal vez por lo tierno que es cuando quiere. Me gusta ese chico que se ríe a solas pero que también besa bajo la lluvia. Sea como fuere, me gusta. Muchísimo. Nox es el chico al que estoy empezando a querer, y no me arrepiento de que sea a él.

Porque es él. Nox.

Porque sentimos lo mismo.

Porque lo que estamos empezando a ser y tenemos ya, es real.

Él y yo lo somos.

Él y yo.

Nos separamos para coger aire y me da un pico antes de posar su frente en la mía. Nos miramos a los ojos durante lo que parece una eternidad. Una eternidad que desearía que fuera infinita.

«Perfecto.»

El momento lo es. Estamos los dos. Besándonos. Mientras la lluvia resbala sobre nuestros rostros. Me parece perfecto incluso cuando empiezo a tiritar. Se aleja un poco, y solo un instante después quiero que se acerque a mí de nuevo. Estoy a punto de estirar los brazos para rodear su cintura, pero da un paso atrás y me coge la mano. Hago un mohín.