💗: cincuenta y siete

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Entró al viejo edificio con una mueca de terror pintada en sus facciones; la humedad corroía en las paredes y el suelo estaba agrietado, las puertas rechinaban al mínimo movimiento que provocaba el viento, y las ventanas estaban rotas con cortinas...

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Entró al viejo edificio con una mueca de terror pintada en sus facciones; la humedad corroía en las paredes y el suelo estaba agrietado, las puertas rechinaban al mínimo movimiento que provocaba el viento, y las ventanas estaban rotas con cortinas amarillentas y demacradas.

Era una completa pocilga, y JungSeok no permitiría que su hija siguiera viviendo bajo aquellas condiciones.

Se ajustó el fino traje y con paso seguro se dirigió hacia recepción, donde una señora con un sonrojo hasta las orejas le esperaba.

—Buenos días, ¿Podría decirme donde puedo encontrar a la señorita Kim HyunA?

La señora llevó sus cabellos atrás de las orejas, provocando que el alfa desviara la mirada luciendo incómodo.

—En el departamento 407 —respondió la omega con una sonrisa boba—. ¿Quién le busca?

El pelinegro miró a la mujer antes de responder. —Su padre.

JungSeok escuchó la sarta de palabras sorprendidas que expulsó la recepcionista, pero no se molestó en detenerse para entenderlas. Tomó el ascensor que dudaba mucho funcionara y presionó el botón correcto, por el resto de los minutos se mantuvo completamente quieto, presentía que en cualquier momento el aparato dejaría de funcionar y le dejaría encerrado.

Las sarrosas puertas se abrieron y el alfa pudo respirar tranquilo; salió al pasillo donde empezó a caminar con pasos lentos, su mirada buscaba la puerta indicada, encontrándola del lado izquierdo y casi al fondo. Se posicionó frente a ella, sonriendo cuando la música que su hija escuchaba se filtraba a través de las paredes.

Tomó una profunda inhalación, apretó la carpeta que llevaba entre sus manos y finalmente dió fuertes golpes en la puerta para poder darse a escuchar.

Pasaron un par de minutos y no obtenía respuesta; estaba dispuesto a gritar de ser necesario, pero cuando se disponía a hacerlo, la madera cedió revelando a un serio pelinaranja quien abrió los ojos en demasía al ver quién era su visita.

—Eh... —el mayor no pudo decir nada más porque el chico insolente le había cerrado la puerta en la cara.

<<Niño malcriado>> renegó en su mente, negando con la cabeza.

Escuchó forcejeos del otro lado y un par de maldiciones; pegó la oreja a la madera vieja y se retiró de manera apresurada, justo a tiempo ya que la puerta fue nuevamente abierta, revelando esta vez a una sonriente pelinegra.

—¡Papá! —la omega se lanzó a los brazos del mayor luciendo bastante feliz.

—¡Princesa! —exclamó el alfa igual de contento, miró a su hija con cariño y le dió un beso en la frente.

Un carraspeo sacó a ambos de su nube de amor. JungSeok alzó una ceja al alfa pelinaranja que les veía desde la puerta.

—Dawn —canturreó la omega, permaneciendo abrazada a su padre—. Saluda, cariño.

Quiéreme Bonito | YeonbinWhere stories live. Discover now