💗: cincuenta y cuatro

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Bahiyyih nunca imaginó que estar con el alfa sería tan divertido; YeonJun se esforzó en cada momento para que los cachorros se divirtieran y pasaran un momento agradable

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Bahiyyih nunca imaginó que estar con el alfa sería tan divertido; YeonJun se esforzó en cada momento para que los cachorros se divirtieran y pasaran un momento agradable.

Luego de que Hueningkai se había aburrido del carrusel, los tres corrieron a la rueda de la fortuna donde subieron para gritar y reír sin parar.

Los hermanos Choi por diversión y YeonJun por terror.

Los tres fueron inteligentes al decidir no comer hasta que se hayan subido a todas las funciones, no era divertido vomitar entre cada atracción así que había sido un acuerdo en equipo que resultó ser una jugada inteligente.

Las horas pasaron con rapidez y cuando ningún juego era lo suficientemente divertido los tres corrieron a un puesto de comida para satisfacer el hambre.

—¡Quiero una manzana de caramelo! —exclamó el menor, dando brinquitos inquietos en su lugar.

—Primero come algo —aconsejó YeonJun, tendiéndole un jugo de naranja—; el dulce puede ocasionarte malestar.

El pequeño hizo un puchero pero asintió, le había prometido a su hermano mayor que sería un buen niño y se portaría bien.

—Toma —el alfa le tendió unas alitas de pollo y al cachorro le brillaron los ojos.

Bahiyyih eligió muslos de pollo con patatas y una soda; a YeonJun no le hacía mucha gracia aquella alimentación baja en nutrientes, pero primero tenía que consentirlos para luego cuidar apropiadamente sus hábitos alimenticios.

Un escalofrío recorrió su columna vertebral ante su pensamiento, ¿Él cuidando de cachorros?

Ugh, No.

—¿No comerá nada?

Desvió la mirada, encontrándose con una Bahiyyih curiosa y cubierta de salsa.

Levantó el agua que tenía para mostrarla a la omega. —Esto es suficiente.

—Debería comer algo —ella frunció el ceño.

—No es necesario —respondió con tranquilidad—, estoy bien así.

La menor ignoró lo dicho por el pelinegro, tomó uno de los muslos de pollo y lo tendió hacia el alfa.

—Tome —ofreció.

YeonJun sonrió incómodo. —No tengo hambre.

—Tome —repitió, esta vez con los dientes apretados.

El mayor tomó el pollo de manera inmediata, no quería admitir que aquella chiquilla le asustaba, eso sería demasiado humillante y un golpe directo a su orgullo.

¿Asustado de una cría de...?

—¿Cuántos años tienes? —preguntó con las mejillas llenas, el pollo estaba delicioso.

Quiéreme Bonito | YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora