💗: dieciocho

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Soobin sabía que estaba en problemas; muchos problemas si era un poco más realista

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Soobin sabía que estaba en problemas; muchos problemas si era un poco más realista.

El alfa jadeaba producto del cansancio y su depredadora mirada estaba fija en el pequeño rubiecito. Soobin retrocedió un paso más y ahogó un gritito cuando el alfa avanzó ese paso.

Que la Luna le ayudara.

Una sonrisa de inocencia pintó los gorditos labios, provocando que el alfa lo mirase extrañado.

—¿Qué?

Soobin parpadeó. -¿Qué de qué?

Una sonrisa de malicia nació de los labios de YeonJun. —Tienes miedo.

—No señor —negó efusivamente, sin parar de retroceder lentamente.

—Tienes miedo —confirmó el alfa.

—Que no dije —refunfuñó el omega trastabillando con unas cajas de cartón que estaban esparcidas en el suelo.

YeonJun nunca pensó que asustar a la garrapata le resultase tan divertido; el pequeño rubio hacía expresiones graciosas, y el sonrojo que cubría su rostro iba en aumento.

Al alfa le gustaba.

El verlo asustado claro.

Caminó un par de pasos, mirando con diversión como el menor volvía a retroceder.

—¿Por qué estás retrocediendo?

—¿Por qué está avanzando?

YeonJun detuvo sus pasos. —Solo quiero hablar.

—Pues puede hacerlo de ahí, de lejitos —murmuró el rubiecito con desconfianza.

—¿Por qué me llamaste abuelo?

—¿Acaso no lo es?

El alfa gruñó molesto y Soobin quiso arrancarse la lengua. El espeso aroma del mayor iba en aumento, provocando leves mareos y un pequeño malestar en el omega, quien frunció el ceño al sentirse de aquella manera.

Supuso que era por el poder y rango que el pelinegro poseía; un alfa que había alcanzado su completa madurez, por supuesto que era comprensible que reaccionara de aquella manera, siendo su propio lobo un cachorro que estaba en plena transición.

—Montaste un ridículo espectáculo con un público completo —la voz del alfa lo sacó de sus pensamientos—. Manchaste mi reputación frente a mis trabajadores, ahora mi autoridad la verán como algo blandengue y de jugar —frunció el ceño, sintiendo verdadera molestia—. ¿Cómo debería tomar tu falta de respeto?

El rubiecito jugó con sus deditos, de repente sintiéndose culpable y avergonzado.

—Usted dijo que podíamos jugar -susurró quedito.

—¡Porque no pensé que lo tomarían tan literal! —el grito del alfa lo asustó más—. ¡¿En qué diablos estabas pensando?!

—¡No me grite!

Quiéreme Bonito | YeonbinWhere stories live. Discover now