💗: catorce

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Había un silencio incómodo en el comedor, donde alfa y omega se observaban sin pestañear

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Había un silencio incómodo en el comedor, donde alfa y omega se observaban sin pestañear.

YeonJun se había vestido de manera casual; como estaría en casa los trajes formales no eran necesarios. De hecho, le hubiese encantado permanecer por más tiempo desnudo, es solo que no contaba con la presencia de la garrapata.

Ah, su madre se había esmerado.

Soobin se sentía incómodo; la mirada que el alfa tenía sobre él le estaba molestando hasta cierto punto, y ya sentía las primeras palabras filosas luchar para poder salir de su boca.

El alfa solo estaba ahí, observando de vez en cuando al desayuno servido y luego a él; provocando una tensión y silencio que el rubiecito creía innecesario.

—¿No dirás nada? —fue lo primero que dijo el alfa, luego de largos minutos de silencio.

Soobin negó.

El mayor bufó molesto, y con ayuda de uno de sus dedos empezó a picar las tostadas para sentir la textura que éstas tenían.

Chasqueó la lengua. —Las tostadas están duras —reclamó ceñudo y Soobin rodó los ojos.

—Están servidas desde hace más de una hora, ¿Cómo quería que estuvieran? —dijo el menor con obviedad—. Tampoco espere mucho del café; lo más seguro es que en estos momentos esté tan frío como la nariz de un perro.

YeonJun analizó cada palabra dicha por la pequeña garrapata de manera cuidadosa, ¿Tan frío como la nariz de un perro? Una carcajada limpia brotó de sus labios ante las ocurrencias de aquel chiquillo, olvidando por esa pequeña porción de segundos lo tanto que amaba a su soledad; sintiendo muy dentro de sí que aquello que estaba pasando, no era tan malo después de todo.

El rubiecito le miró de manera extraña, ¿Podía reír? Frunció el ceño, regañándose a sí mismo acerca de los tontos pensamientos que habían llegado a su imaginativa mente.

La risa del alfa le había parecido muy bonita, provocando que sacudiera su cabeza en un intento nulo de desechar esos pensamientos.

Uy, que feo caso.

YeonJun carraspeó incómodo cuando fue consciente de la mirada del menor sobre él; su rostro adquirió seriedad, y volvió al tema de las tostadas.

—No me interesa desde cuando las tengas servidas, no pienso comer algo frío y duro —se cruzó de brazos—. Así que, agradecería que volvieras a preparar exactamente lo mismo —sonrió con arrogancia—. Pero esta vez asegúrate de hacerlo bien.

El pequeño cerró los ojos y contó hasta mil, su lengua estaba adormecida de tanto que la estaba mordiendo para evitar decir todo aquello que quería.

—¿Me escuchaste? —interrogó YeonJun, observándole directamente.

Soobin se levantó de golpe, una sonrisa tensa cubría sus regordetes labios. —Lo siento, pero tengo otras ocupaciones y mi tiempo es limitado —dijo, y YeonJun no podía creer lo que estaba escuchando—. Así que, si el señorito Choi quiere nuevas tostadas que las haga él mismo —resolvió, mientras caminaba hacia la salida—. ¡Lo mismo con el café! —gritó desde la salida.

Quiéreme Bonito | YeonbinWhere stories live. Discover now