Capítulo 44

1.6K 201 64
                                    

La noche era serena, fría aunque no gélida, acogedora y arrebatadoramente bella.

Las estrellas parpadeaban, pequeñas pero presentes, lejanas pero visibles.

La luna lucía incompleta, aunque magnífica y solemne.

Tres elementos tan antiguos, tan insondables, tan naturales, que juntos formaban la imagen más imponente que cualquier mortal o inmortal pudiera comprender.

Y, aun así, Legolas y Blyana encontraban imposible dejar de admirarlas.

Poco faltaba para el amanecer. Dentro del castillo pocos debían quedar despiertos, y cualquier resquicio de la fiesta debió haberse consumido hacía horas. Apoyados contra uno de los altos muros de piedra, la pareja se mantenía silenciosa pero despierta mientras disfrutaban de la vista frente a ellos y la simple presencia del otro.

Con la espalda apoyada contra la pared, Legolas envolvía con todo su cuerpo la menuda figura de Blyana, que sentada entre sus piernas, se encontraba completamente rodeada por el elfo.

Legolas sentía como su corazón latía lento pero firme, persistente pero a su vez errático. En algún momento de la noche sus brazos se habían enredado alrededor de la cintura de Blyana, cuya espalda descansaba contra su pecho. Unas permanentes pero agradables cosquillas erizaban su piel cada vez que uno de sus rizos rozaba su mejilla. Ella se sentía tan pequeña y fría entre sus brazos, que el elfo sentía un irrefrenable deseo de no soltarla jamás y que viviera para siempre entre sus brazos.

¿En qué momento exacto los sentimientos del elfo habían mutado hasta alcanzar tal punto? ¿Y cómo era que él no se había dado cuenta?

Todavía podía recordar con absoluta claridad aquella primera vez que la conoció.

Por Eru, pensó. Legolas no podía negar que lo había confundido.

Resolver el enigma sobre la clase de persona que era Blyana le había costado al elfo su tiempo. Los primeros días desde su introducción, todo lo que hacía o decía era tan contradictorio y nuevo para él, que no sabía como procesarlo, o categorizarlo.

Legolas siempre se había considerado a si mismo una persona pragmática. Sin embargo, Blyana había conseguido romper sus esquemas desde el mismo instante en el que la vio.

Ambos eran tan diferentes. Ella era todo conversación, pasión, y carcajadas profundas y repentinas. Él era silencio, observación, y sonrisas sutiles y escasas.

Pero allí estaban. Irremediablemente enredados sin deseo de separarse del otro.

Fue así como, tiempo después, los encontró Aragorn.

El montaraz salía, al igual que lo habían hecho en su momento el elfo y la mestiza, para despejar la mente y tomar el aire. Por ello, en cuanto percibió la presencia de sus dos amigos, no pudo más que acercarse.

Las nubes en el firmamentos comenzaban a tornarse más claras y pronto el rosa y el naranja coronarían el estrellado firmamento.

Si el hombre sintió sorpresa al verlos en tan inusual y comprometedora posición, no lo exteriorizó.

—Veo que vosotros también habéis buscado la compañía de las estrellas.

Tomando asiento a su lado, Aragorn apoyó su espalda junto a la del elfo.

—Me sorprende ver que estés despierto. Dábamos a todos por dormidos— confesó el elfo.

—Lo estaba, pero mis pensamientos se mostraban reticentes a dejarme descansar.

Los ojos del montaraz volaron por unos segundos a la puerta por la que momentos antes había salido. Qué buscaba en ella, ni Legolas ni Blyana lo sabían.

Blyana {El Señor De Los Anillos ~ Legolas} // #PGP2023Where stories live. Discover now