Capítulo 33

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Blyana no se esperaba que la mañana se tornase de tal forma.

Tampoco había esperado algo en concreto, pero aquel desenlace de los acontecimientos le resultaba hasta irreal.

Nada más despertar, y tras haber descansado absolutamente nada por culpa de cierto elfo entrometido, se desperezó con té y pan de lembas. Aquel bizcocho de canela y hierbas le recordaba a su hogar. Y, en aquel momento, ella se sentía de lo más melancólica.

—Cuanto echo en falta una buena pieza de cerdo curado.

El familiar gruñido de Gimli la saludó. Para ninguno de ellos era sorprendente ya los malos despertares del enano. Aparentemente, y habiéndolo descubierto al inicio de su viaje, si el pelirrojo no desayunaba una cuantiosa cantidad de cerdo y cerveza, no despertaba su buen humor hasta bien entrada la mañana.

—Estamos en plena huida para evitar que un ejército masacre a toda una ciudad— respondió ella con simpleza, apenas levantando la mirada de su té. —Buena suerte encontrando un cerdo.

—Comenzar las mañanas a vuestro lado es, sin dudas, de lo más vigorizante— Aragorn los miraba a ambos con el ceño fruncido, también visiblemente agotado, y robando descaradamente del té de la mujer.

—Un placer— se encogió de hombros Blyana.

—¿Alguno ha visto al orejas picudas?

Un par de ojos mercurio y otros ámbar recayeron en el enano.

—Has sido el primero en despertar, dínoslo tú.

Gimli dio un pequeño y receloso bocado al bizcocho élfico antes de contestar.

—No estaba cuando desperté. No había ni rastro suyo.

Las cejas del montaraz se fruncieron con recelo y sus iris se clavaron acusatorios en ella, que bebía de su té con una aparente inocencia que le hizo sospechar.

—¿Qué le has hecho? —acusó. Ella, sin embargo, continuó manteniendo una apariencia indiferente.

—Me acabo de despertar, por si se te ha olvidado.

—Está bien, reformularé mejor mi pregunta. ¿Qué le hiciste anoche?

Ofendida, la mujer se giró para encararlo.

—¿Por qué das por hecho que he sido yo la que la ha cagado?

Aragorn no respondió. Simplemente no necesitó.

—¡Pues para tu información esta vez fue él! —se defendió ella. —Con su sigilo y sus ganas de meter las narices donde no debería. ¡Fue su culpa!

Hombre y enano compartieron una mirada de sorpresa al ver la reacción de la mujer. Blyana se veía exaltada, gruñona incluso.

Notando la incrédula mirada de los otros dos sobre ella, Blyana frunció el ceño.

—¿Y ahora qué? —dejó escapar como un gruñido. Estaba cansada, sentimentalmente hecha un lio, emocionalmente agotada, estresada y muy muy irritada.

—Es la primera vez que te veo alterada por Legolas.

Los labios de Blyana se contrajeron una fina línea.

¿No podías simplemente dejar el tema pasar, Aragorn? maldijo interiormente.

—No sé de qué me hablas— fue, sin embargo, lo único que dijo.

Retomó su intención de acabarse el té mientras sus dos amigos la observaban entre curiosos y preocupados.

Por supuesto, ninguno de los dos había presenciado como la noche anterior Legolas se lanzaba literalmente a por Blyana. O, mejor dicho, a por lo que ella escondía a su espalda. Ni como ella casi cae. Ni como él la atrapó. Ni como ambos se quedaron sumidos en un desconocido limbo de sensaciones y sentimientos en los que los dos parecían estar ahogándose. Ni como él la miraba a ella. Ni como ella lo miraba a él. Ni, incluso, que Eru me perdone, como ella casi besó a Legolas.

Blyana {El Señor De Los Anillos ~ Legolas} // #PGP2023Where stories live. Discover now