Capítulo 7: Resoluciones

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Jasper caminaba arriba y abajo en su habitación a través de los escombros de sus antiguos muebles, como un tigre en una jaula demasiado apretada para él. Afuera, su familia estaba esperando, observando, asegurándose de que no volviera a huir. Lo había intentado, una vez, pero Edward lo atrapó, siendo siempre más rápido que él...

Las primeras horas habían sido las peores. El hambre casi lo había destrozado física y emocionalmente. Sabía que aún no podía ignorarlo tan bien como los demás, todavía era nuevo en esto. Pero esto era diferente en varios órdenes de magnitud. Nunca antes había sentido un hambre tan contundente, implacable. Necesitaba esa sangre, cada una de sus células dolía por ella. Alice hizo todo lo posible por calmarlo, pero él estaba mucho más allá del pensamiento racional, completamente dominado por la bestia.

Había destrozado todo a la vista, en un frenesí de rabia y anhelo. Después de eso, poco a poco mejoró, saliendo de su agujero mental centímetro a centímetro, sus pensamientos una vez más se asemejaban a los de una persona cuerda. Pero incluso entonces, sus pensamientos giraban alrededor de Draco. Ese olor, era tan puro, su piel aún quemaba donde lo tocó por primera vez. ¿Cómo pudo hacerme eso...? ¿Por qué?

Jasper simplemente no podía entenderlo. Estaba feliz con Alice, ¿no? Tan feliz como podría ser un vampiro no-muerto, de todos modos. ¿Cambiaría ahora, con su comportamiento errático?

Edward se había enfermado por los pensamientos que habían pasado por su mente esas primeras horas, los detalles espantosos y sangrientos eran demasiado para él. Jasper los amaba, lo deseaba tanto... Pero sabía que no podía, no debía.

¿Qué pensarían de él si actuaba siguiendo sus impulsos? ¿Qué pensaría Alicia? Todavía la amaba, ¿no? Buscó en su mente los sentimientos, pero los encontró marchitos, aplastados por la embestida de esos otros sentimientos. Sentimientos por Draco. Gritó de rabia y su puño salió disparado, dejando otro cráter en la pared ya bastante destruida.

Se sentó, probando algunas de las técnicas calmantes que Edward y Alice le habían enseñado. Ayudó, la bestia cedió un poco.
Necesito irme, necesito pensar. Lejos de aqui. Aléjate de él , o me volveré loco...

Cuando volvió a salir de su habitación, Alice reprimió un grito de sorpresa. Jasper se veía peor de lo que jamás lo había visto. Sus ojos estaban casi completamente negros, su rostro estaba torcido por... ¿ira?, ¿frustración? No estaba muy claro. Pedazos de concreto y muebles estaban atrapados en su otrora hermoso cabello.

Edward, de pie a su izquierda, hizo una mueca. Debió haber leído los pensamientos de Jasper.

Ella forzó una sonrisa en su rostro y caminó hacia él. "Jazz", susurró, conteniendo las lágrimas, "queremos-"

Él la interrumpió. "No puedo quedarme", dijo, su voz áspera, áspera, pero resuelta. "Debo irme por algunos días. Vete. Necesito tiempo para pensar".

Alice miró a Edward y él se encogió de hombros. Trató de encontrar lo poco que pudo en sus visiones, pero parte del futuro estaba bloqueado, nublado. Todo lo que podía ver era que la partida de Jasper estaba marcando una diferencia de manera positiva.

"¿Dónde vas a ir?" preguntó Carlisle preocupado. "¿Podemos llevarte allí?"
"No", Jasper negó con la cabeza. "Debo estar solo. Yo... yo debo arreglar las cosas allá arriba", señaló a su cabeza. "Volveré, lo prometo". Casi suplicó.

"Lo hará," dijo Alice con seguridad. Y ella lo ha visto, borroso y brumoso como estaba. Aunque no volvería por las mismas razones que todos sospechaban. Luchó contra las lágrimas, y Edward la miró fijamente.

¡Alicia! Dijo en su mente. Usted debe-

No, Eduardo. Por favor, no lo digas. Al menos no ahora. Sería demasiado doloroso... ¿Puedes hacer eso?

Un nuevo comienzo Where stories live. Discover now