┊Capítulo veintiséis

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Hinata no quería volver al hospital, no quería volver a sentir esa sensación de encierro, o de que algo iba mal. Fue una noche lo suficientemente agotadora, no quería sumarle un peso extra porque se sentía incapaz de soportarlo.

Naruto, quién en realidad ya le tenía un rechazo bastante grande al hospital de la aldea y no precisamente porque fuese un mal lugar, sino por razones un tanto obvias, de todas formas insistió en que debía recibir atención médica. El imbécil de Toneri pudo hacerle algo sin la necesidad de ponerle un dedo encima, después de lo que acababa de ocurrir ya no se fiaba ni siquiera del aire que respiraba en ese momento.

Sakura, que entendía perfectamente bien a la pareja, prefirió hacer las cosas más fáciles para ambos y proponer algo muy sencillo.

—Puedo atenderla en casa. Es un lugar más cómodo para ambos, no creo que haya problema con eso, ¿verdad?

Naruto había accedido feliz, y Hinata, bueno, ella lo único que quería era corroborar que su bebé estaba bien, tenía mucho miedo de que tras aquel impacto emocional tan grande, las cosas resultaran mucho peor. Solo quería saber que su hijo seguía ahí, con ella.

—¿Está todo bien?

Sakura se mantenía seria, y para Hinata aquello no era precisamente una buena señal. Se remueve inquieta sobre la cama otra vez, manteniendo ambas manos bajo su vientre.

—Gracias al cielo, está todo bien con tu pequeño.

Hinata siente que un peso enorme cae de sus hombros, por fin puede respirar con tranquilidad, con un poco más de paz. Las esquinas de sus ojos se llenan de lágrimas emotivas, aún temerosa de que aquel monstruo pudiera hacerle algo. Sus palabras fueron frías pero claras, tenía un objetivo y ese era acabar con su hijo.

—Dios... —la primera lágrima cae por una de sus mejillas. Siente como Sakura remueve el gel restante sobre su estómago, pero, antes de que pudiera retirar su mano, Hinata la toma. Ahora la mirada verdosa de Sakura está sobre Hinata, ella la observa con toda la atención que puede darle. — Sakura...

—¿Sí?

—Gracias.

Sakura, conmovida por la expresión de Hinata, siente que puede largarse a llorar con ella. El impacto del regreso de Toneri dejó a toda la aldea igual de descolocada. Recordarlo a él y su maldad no es algo grato, mucho menos ahora que sabían que fue él quién casi acaba con la vida del ex equipo ocho.

—No tienes que agardecerme, Hinata. Hago mi trabajo.

—Lo sé, pero yo...

Sakura observa a Hinata con confusión.

—¿Tú...?

—Dios, Sakura... lo siento tanto...

Y aunque Sakura no comprendía cuál era la razón tras las disculpas de Hinata, se siente sobre la cama luego de guardar todos sus implementos con toda la intención y disposición de escuchar lo que su amiga y compañera tiene que decirle.

Naruto da vueltas por la sala de su casa una y otra vez.

Está ansioso. Sakura lleva horas (no, en realidad solo son minutos, pero él siente que lo son) con Hinata dentro de la habitación, y, aunque muere por entrar, también muere por encontrar a Toneri y acabar con él con sus propias manos.

Siente culpa, porque fue él quién lo dejo con vida. Fue él quién se apiadó de él creyendo firmemente que cambiaría su postura de enemigo, que viviría en paz después de hacer tanto daño. Pero no. Resultó ser un maldito lunático, y lo peor de todo es que parecía estar obsesionado con su esposa. Esa era la razón por la que había regresado.

Not remember you ┊NaruHinaWhere stories live. Discover now