┊Capítulo trece

1.5K 198 34
                                    

¿Cuántas posibilidades habían de que el tiempo se congelara? Porque estaba seguro que a su alrededor no ocurría nada, su atención estaba sobre ella y en nadie más que ella.

Sombras pasaban a su alrededor, la prueba de que, efectivamente, decir que el tiempo se detenía, era solo eso, un decir. Pero para Naruto no era algo realmente importante, podía volver el significado de la palabra algo muy real, y es que mientras sus ojos se centraban en Hinata, en su presencia y en su cercanía, no importaba nada más. Nada ni nadie.

Veces anteriores huyó, escapando de su propia cobardía al no sentirse del todo preparado para afrontar la situación que se le venía encima. No estaba listo para despedirse de la vida que llevaba hasta ese entonces, porque era lo mejor que pudo experimentar. Estar, solo eso, estar junto a ella era suficiente, pero de pronto ya no había más de ello, y aunque entre el dolor y la nostalgia de los recuerdos, se dañó a sí mismo aferrando sus manos al aire, pues ya no había algo de lo que pudiera sostenerse.

Tener a Hinata frente a él una vez más y no correr lejos de ella, le hacía ver lo idiota e impulsivo que fue. Era ella, era su esposa a quien tenía en frente, la chica que lo enamoró perdidamente, la misma que le enseñó que no todo tiene que ser demasiado malo, era ese mini rayo de luz que terminó por darle lo que necesitaba para enseñarle a querer más allá de lo fraternal. Hinata le dio la oportunidad de aprender a amar.

Ella le abrió las puertas de un mundo nuevo, uno que no podía recorrer solo, no quería. No sin ella.

Sus ojos azules se mueven por su rostro con lentitud, necesitaba recordarse a sí mismo como era, pues durante el día no lo veía, y solo se hacía presente en sus sueños cuando la añoraba con fuerza y ansias.

Sabe que debe ser cuidadoso con sus movimientos, y aunque es un ser lleno de impulsividad, mantiene sus manos quietas y sus pies anclados al suelo para no dar un paso en falso. Ella no dice nada, pero lo observa de tal forma, que Naruto siente la intensidad salir de su mirada. No lo descifra del todo, pero prefiere mantenerse sereno. Es el primer encuentro real entre ellos luego de su despertar, no quería arruinarlo o asustarla, no se lo perdonaría.

Irremediablemente sus ojos caen, se centran en el girasol que Hinata dejó caer momentos atrás. Dándole una última y pequeña mirada, encorva su cuerpo y toma el girasol entre sus dedos. La imagen de Neji aparece en su cabeza y un golpe de nostalgia extra le da en el rostro. ¿Qué haría él en un momento así? La duda existirá por siempre, y por él, sabe que debe encontrar su propia respuesta.

—Ten —le entrega el girasol con una pequeña sonrisa en el rostro.

Hinata observa el girasol por largos segundos antes de estirar su mano hacia él para tenerlo de vuelta. El roce de sus dedos con los contrarios hace que sus ojos abandonen el girasol y se centren en él nuevamente. Sus ojos azules impactantes logran entumecer su habla. ¿Cómo es que aquello no ocurrió antes?

La saliva corre por su garganta antes de asentir gentilmente.

—Gracias —susurra, sin entender esa sensación que se ha posado en todo su cuerpo.

Se siente extraña.

Sabe quién es la persona que está ante sus ojos, así que cree dar crédito a lo que está sintiendo. Pero... ¿No es demasiado confuso?

—No hay de qué —Naruto posa una mano detrás de su nuca y muestra una sonrisa amplia y genuina, una que hace meses no dejaba ver.

Hinata ladea su cabeza y entrecierra sus ojos. Intenta ver más allá, pero no hay nada en su mente que lo traiga de regreso, sin embargo, no deja de creer que Naruto tiene una hermosa sonrisa. Muy singular, muy única, radiante.

Not remember you ┊NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora