┊Capítulo cuatro

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Naruto abandonó la oficina del Hokage con la cabeza gacha, las manos hechas puño, acompañado de un sentimiento que parecía taladrarle el estómago. Sin mirar atrás, dejó atrás la frialdad de la torre sin despedirse de nadie.

El bullicio de los aldeanos le hizo saber que se encontraba avanzando por las calles de la aldea sin un rumbo fijo. Con los ojos puestos sobre el suelo y la cabeza dándole vueltas, la conversación con Kakashi afloró desde sus recuerdos más recientes.

¿Por qué necesitarían mi ayuda?

Era gracioso preguntarlo, siendo que por lejos, Naruto era uno de los mejores shinobis de toda la historia. Sin que su antiguo maestro se lo dijera, él lo sabía, pero no iba a alardear de algo así, ese no era su estilo, ni su forma de ser.

Kakashi le observó con ojos oscuros y seriedad. Relajó su expresión momentos después, sabía que debía ser responsable y comportarse a la altura de su puesto en la aldea. Era el hokage, pero también era humano.

Porque se trata de tus compañeros. De tu esposa y de tus amigos —Naruto lo vio con una ligera expresión de sorpresa. —. Y porque te conozco, Naruto. Todos te conocemos y sabemos que en cualquier oportunidad que tengas, irás detrás de los responsables. ¿Equivoco?

Naruto guardó silencio, presionando sus labios entre sí. Mentiría si dijera que no. Podría dejarse llevar por la rabia que crecía en su pecho todos los días al ver que Hinata no despertaba, ir tras ellos y hacerles pagar en sangre, pero tampoco se atrevía a alejadas demasiado. Quería estar ahí, porque pese a todo guardaba la esperanza de poder verla despertar, verla reír, sentir el alivio al saber que no perdería a la mujer que amaba.

—Bien, tomaré tu silencio como un sí —Kakashi se acomodó contra el respaldo de la silla y apoyó ambos codos sobre el escritorio.—. Quiero que entiendas que esto es complejo, y necesitamos actuar con la cabeza fría. Sé que Hinata es tu esposa y que Kiba y Shino son tus amigos, pero no eres el único afectado así que antes que decidas hacer algo por cuenta propia, te pido que esperes.

—¿Esperar? —Kakashi asintió.—. ¿Esperar qué? —el tono de su voz fue duro, quizás molesto.

—Formaremos un equipo de búsqueda, el ex equipo ocho se encargaba del rastreo y sin ellos, necesitamos uno nuevo. Por el momento nos quedaremos quietos.

—Pero Kakashi-sensei...

—Naruto.

—¡Ellos casi mueren! ¿Qué se supone que hay que esperar? ¿Que aparezcan nuevamente e intenten algo peor?

—No sabemos quienes son.

—¡Por eso debemos buscarlos!

—Escúchame —pidió Kakashi sin gritar, solo alzando su tono de voz. Naruto tuvo que tragarse la sarta de quejas que amenazaban con salir de su boca. Selló sus labios, mostrando desaprobación.—. Debemos ser racionales y no cometer locuras.

—No es una locura.

—Es impulsivo, lo sabes.

Y lo sabía, Naruto sabía muy bien que él era impulsivo cuando se trataba de las personas que quería, pero no podía solo evitarlo o quedarse de brazos cruzados, no en un momento como ese.

—Kakashi-sensei... ¿sabe lo difícil que es ver a Hinata dormir, todos los días, sin saber si va a despertar? ¿O ver a Kiba y Shino completamente inmóviles? sus heridas eran graves, y pese a que ya se han recuperado un poco, ¿quién nos asegura que podrán seguir con su vida? ¿y si queda alguna secuela? ¿nos vamos a quedar de brazos cruzados?

Not remember you ┊NaruHinaWhere stories live. Discover now