┊Capítulo veintitres

1.5K 135 69
                                    

Naruto había expresado su orgullo hacia ella tras recuperar una mínima parte de sus recuerdos, y, sin embargo, Hinata no podía sentirse feliz. O por lo menos no del todo.

Con los días fue revelando un poco más de su infancia, y aunque aquello le hacía sentir un poco mejor pues era un avance positivo, su mente estaba llena de recuerdos melancólicos, si estadía en la academia, sus misiones junto al equipo ocho, lo divertido que solía ser pasar el tiempo junto a Shino, Kiba y Akamaru cuando tenían días libres. O en lo buena maestra que era Kurenai, como solía brindarle su comprensión y apoyo a Hinata al conocer al estricto padre que tenía.

Actualmente se sentía en medio de un limbo. Sabía que nada de su infancia se replicaba en su adultez, pero cada vez que cerraba los ojos oía la voz severa de su padre regañándole y haciéndole sentir insuficiente por medio de dichos hirientes. Hinata no tenía la fortaleza de los Hyuga, y Hiashi se dedicaba a hacérselo saber constantemente.

Sabe que esa versión de su padre, al parecer, estaba sepultada bajo todos los años que habían pasado desde ese entonces. Quiere creer que en realidad sus recuerdos pertenecen al pasado pues le cuesta trabajo creer que aquel hombre era el mismo que le tendió su brazo tiempo atrás, cuando tenía miedo de enfrentarse al mundo que le esperaba fuerza de casa.

Quería pensar, hacerse de la idea de que su padre ya no la creía una chica débil poco digna de ser líder de su propio clan. Si debía mentirse con tal de sentirse mejor consigo misma, es lo que haría, se inventaría una mentira en la que al menos podía vivir a gusto si con ello no se sentía insuficiente.

Dando una vuelta sobre la cama, ella suspira fuerte y tristemente. Sakura le había dicho que era un gran indicio el tener al menos parte de los recuerdos de su infancia, aún si eran pocos o tal vez irrelevantes. Esa era una manera de avanzar y tal vez de llegar al origen de todo, iba a tomarle tiempo, nadie iba a decirle cuánto porque todo estaba más allá de sus manos, ni siquiera Hinata lo podía asegurar. Era cosa de tiempo.

Sí, tood era cosa de tiempo, y sin embargo lo único que anhelaba con todas sus fuerzas era recuperar al menos una parte de su adolescencia para poder contrarestar ese sabor amargo que le estaba dejando el tener recuerdos nuevos sobre su infancia.

Solo quería pensar que pronto tendría toda su vida bajo su propia mano y que con ello llegarían a los culpables. Poco a poco comenzaba a sentirse agotada, cansada mentalmente de querer una respuesta que jamás llegaba, una que no podía buscar porque no sabía por dónde comenzar, a dónde o a quién preguntar. Solo quería un poco de paz, poder disfrutar de su embarazo como cualquier mujer que estuviera feliz por ello.

La puerta de la habitación se abre solo un poco, Naruto entra con una bandeja entre sus manos y una pequeña sonrisa brillando en su rostro. Hinata le sonríe también, solo que un poco más apagada de lo normal.

—¿En qué piensas? —le pregunta.

Sabe que algo ocurre con Hinata, y es que últimamente su actuar era un tanto extraño. Ella lucía decaída, su expresión casi todo el tiempo era de tristeza y hasta cierto punto de agobio.

Naruto por supuesto que estaba preocupado por ello, no quería que la salud de Hinata y la de su hijo se viera afectada, pero tampoco quería presionarla a qué fuera sincera con él.

Hinata niega sutilmente con su cabeza.

—En nada —miente. Su cabeza estaba llena de pensamientos, demasiados.

Naruto también mueve su cabeza en negativa, con la diferencia de que él sabía que algo le estaba ocultando.

—¿Segura? —vuelve a preguntar, dejando la bandeja sobre la cama.

Not remember you ┊NaruHinaWhere stories live. Discover now