┊Capítulo veinticuatro

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De pie en el marco de la puerta, Naruto oberva la espalda de Hinata y como ella termina de arreglarse. Se mantiene en silencio por varios segundos más hasta que ella finalmente voltea hacía él, sus ojos se encuentran entre la distancia que hay entre ellos y, por primera vez ninguno de los dos se acerca.

Naruto continúa de pie recargando la mitad de su peso contra la pared y por su lado, Hinata se mantiene quieta en su lugar, observándolo en silencio sin saber muy bien qué decir.

Las cosas entre ambos han cambiado un poco durante los últimos días, pero ninguno de los habla al respecto. Él no dice nada, ha intentando averiguar qué es lo que ocurre con su esposa pero los silencios de Hinata son cada vez más prolongados.

«¿Pasa algo?» le había preguntado en distintas ocasiones durante la última semana, sin embargo Hinata siempre le daba la misma respuesta que poco a poco comenzaba a parecerle más y más vacía, carente de todo lo que le pudiera faltar.

«Nada, estoy bien» repetía con el mismo intento de seguridad de siempre, pero, siendo honesto, Naruto no le creía ni un poco. Ella lucía tan distinta y extraña que no podía quitarse de la cabeza que algo ocurría con ella, su rostro triste, su expresión desganada, sus suspiros ciertamente melancólicos y la manera tan dudosa en la que se acercaba a él, decían todo lo que Hinata no era capaz de decir.

Y sin embargo, Naruto no podía entender de dónde nacía ese cambio de actitud en ella. No podía entender por qué de pronto parecía no querer estar cerca suyo, por qué le daba la espalda al dormir, por qué ya no recibía sus abrazos de la misma manera o por qué la comunicación entre ellos decaía cada vez más.

Naruto estaba asustado, pensando en un millón de cosas que podrían estar afectando su matrimonio, pero todo, absolutamente todo terminaba en la peor de las tragedias, ellos dos alejados, terminando con eso que él tanto amaba.

Naruto no quería que eso sucediera, no quería que su matrimonio con Hinata se acabara y muchísimo menos por una razón que no conocía. Daba todo su esfuerzo por entenderla, pero Hinata parecía haber levantado una barrera demasiado fuerte entre ellos, porque ni siquiera el, con todas sus ganas, pudo derribarla durante esos días.

—¿Estás lista? —pregunta después de largos segundos en los cuales solo se observaron en pleno silencio.

Quería con todas sus fuerzas saber en qué pensaba, cuál era el rumbo de sus pensamientos. ¿Será que finalmente Hinata resolvería sus dudas y lo sacaría de esa tortura eterna en la que se encontraba?

—Sí —asiente moviendo la cabeza con ligereza.

Naruto suspira discretamente. Esa era una de las pocas respuestas que esperaba de su parte.

Él también se encontraba listo desde hace un tiempo, había deambulado por su propio hogar cerca de media hora a la espera de que Hinata finalmente se encontrara lista, pues por alguna razón que también desconocía, no se atrevía a estar con ella en la habitación. Sentía una especie de rechazo de ella hacia él y aunque eso le lastimaba de maneras que nadie podía imaginar, estaba más bien, empecinado en describir que era lo que estaba pasando, aún si las cosas parecían cada vez más difíciles para los dos.

—Genial —murmura. — Vámonos entonces.

Tras hacer unas seña con su cabeza y resguardar ambas manos en los bolsillos de su pantalón, camina con paso decisivo hacia la puerta. Hinata, en silencio y mirando el suelo, sigue su andar con ambas manos puestas sobre el pequeño bulto de su vientre, el cual no se logra apreciar desde lejos.

Hinata observa la espalda de Naruto con tristeza, ella también sabe que las cosas entre los dos están... en una especie de limbo extraño. Y también, sabe perfectamente que es su culpa.

Not remember you ┊NaruHinaWhere stories live. Discover now