┊Capítulo tres

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En medio del silencio, de la punzada en su cuello y el sueño que apenas lograba mantenerlo atado a la realidad, Naruto se despertó gracias al ruido inminente dentro de la habitación, obligándole a abrir los ojos con lentitud y algo de dolor.

Llevaba demasiados días durmiendo en la misma posición, recostando parte de su rostro contra la orilla de la camilla, sufriendo de dolor de espalda por tener que estar sentado en la misma silla casi todo el tiempo porque de vez en cuando le pedían que abandonara la habitación y que de paso, tomara un poco de aire y comiera decentemente.

—Lo siento, no quise despertarte.

Sobando la parte posterior de su nuca se estiró sobre la silla oyendo el claro crujir de sus huesos gracias a la mala postura. Apoyando la espalda contra el respaldo, le dió una mirada de reojo a Sakura, quien en silencio se dedicaba a observar la ficha clínica de Hinata.

Ninguno de los dos se dirigía la palabra, o al menos no del todo.

Llevaban distanciados desde el día que el equipo ocho ingresó en estado crítico al hospital, desde que Naruto perdió el control al enterarse que la vida de Hinata (y sus amigo) peligraba. Sakura no era la culpable, todos, incluyendo al mismo Naruto, lo sabían.

Aún así, desde ese entonces todo parecía estar en una balanza delicada que podía romperse en cualquier momento.

—¿Está todo bien? —preguntó luego de varios segundos de silencio.

El aire ligeramente tenso y la incomodidad del ambiente estaban comenzando a asfixiarle.

—No muestra cambios —murmuró Sakura, dejando el historial a los pies de la camilla.—. Aún así está estable, mejor que los últimos días.

Una mueca, que en realidad se trataba de una sonrisa cansada, se mostró en su rostro ante aquellas palabras. Saber que Hinata estaba mejor le aliviaba, de algún modo aligeraba un poco el vacío que estaba provocando su ausencia.

Dirigiéndose hacia la puerta, Sakura volteó unos momentos para observarlo. Naruto lucía cansado, pero aún así en el fondo sabía muy bien que seguía conservando esa fuerza tan típica suya, y que sí debía quedarse despierto todo un día y toda una noche, lo haría.

—Kakashi-sensei ha estado preguntando por ti —le informó, recostando un costado de su cuerpo contra la puerta aún cerrada.

—De seguro sabe dónde dónde estoy...

—Lo sabe, todos lo saben —Sakura se relamió los labios resecos y suspiró.—. Quiere verte.

—No quiero dejarla sola.

—Naruto...

—¿Qué? —Naruto inclinó ligeramente su cabeza hacia ella, haciéndole saber que le estaba prestando atención.

Sakura regresó en sus propios pasos y se acercó hasta la cama resguardando sus manos dentro de los bolsillos de su bata.

—Kakashi-sensi te necesita.

—Hinata me necesita también.

—Lo sé.

—¿Entonces?

—¿Entonces? —repitió, confusa.

—¿Por qué insistes? ¿Por qué insisten en querer alejarme de ella?

Respira, uno, dos, tres... Pensó Sakura mientras cerraba sus ojo por segundos cortos antes de volver a observar, solo que ahora sus ojos se encontraban fijos en Hinata, en ella y su rostro tranquilo.

—Nadie quiere eso, ¿Bien? —silencio.—. Todos comprendemos que no estás en un buen momento, pero debes seguir, ¿Sabes?

—No lo entienden...

Not remember you ┊NaruHinaWhere stories live. Discover now