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IGNI

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IGNI

Divisó las filas, con la mirada impaciente, antes de retroceder y dejar a su equipo de lado.

El grito de las multitudes enloquecidas ante su presencia era de gran magnitud, y a la vez, no quería sentir que iba a decepcionar a un mundo entero.

Mientras observaba los rostros de los participantes con absoluta incredulidad de que alguien llegase a arrebatarle el puesto, dio cuenta de la presencia de Laila. Ella estaba ahí, con su corte improvisado de cabello que se revolvía con las breves sacudidas del viento del lugar, y una notoria cara de indiferencia. Se arrinconaba a un lado, incómoda con el público, luego de haberse paseado frente a los ex-Guardianes. Apenas se dejaba ver con la cabeza.

Por un momento, él pensó en lo que le había dicho antes: que no se convirtiera en una Guardiana. Todos sus intentos de convencerla por hacerla rechazar el cargo, la había instado a seguir persiguiendo su objetivo. Y eso iba a ponerla en peligro.

Igni se alejó de los camarógrafos, fingiendo una leve sonrisa, no sin antes de que Ojo de Platino lo agarrara de los hombros para redirigirlo al Patio. Las personas volvieron a exclamar en alaridos y papeles de confeti una vez retornó, incluso algunos desearon abalanzarse contra él con tal de sacarle fotos.

No quería ser fotografiado, ni tampoco ser el objeto de adoración de los desconocidos. Al menos, deseaba ser el que protegiera a Laila durante todo el entrenamiento.

—Este no va a ser un buen día si las cosas siguen así —pronunció Igni, apenas haciendo un movimiento lento de manos para apoyarse en el brazo izquierdo de Platino, a quien escuchaba reírse a lo bajito mientras intentaba empujarla para poder escapar —Por favor, no quiero estar con la prensa. Son un grupo de insoportables. Nadie de verdad los soportaría.

—¿Por qué vos ignorás a los de prensa? Eso es una falta de respeto —Ojo de Platino le preguntó, colocándose en frente de los participantes agrupados en pleno silencio —¡Al menos dales un saludo! ¡Es por tu bien! Nadie debería aislarse del buen reconocimiento.

—No busco tener conflictos, Platino. Solo quiero estar tranquilo, al menos por un día. Nadie tiene que saberlo todo de mí.. Hay asuntos importantes afuera, y si sucede otro caso grave...

—Entonces no te muevas de acá sin autorización—ella refunfuñó, haciéndolo retroceder por delante de la fila —Deberías empezar a comportarte como un líder de verdad, no un chico caprichoso. Olvidate de ese dolor que te causa recordar tanto tu amorcito de adolescente.

Suspiró para calmarse el desánimo, pero no quitaba el hecho de que seguía siendo incómodo que Platino hiciera bromas sobre la muerte de su exnovia.

—Ya superé el dolor de Marina... estás equivocándote.

—En realidad nunca me equivoqué. Estás ocultándome el dolor con tal de creerte el fuerte.

—A vos te gusta olvidar que mi padre fue el que me heredó su puesto, yo jamás se lo hubiera quitado. Él sabe que yo era el indicado, aún con todos los problemas actuales que tenemos.

Guardianes de la AscensiónWhere stories live. Discover now